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El milenario arte que conecta a los humanos con las aves

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La cetrería es un arte tradicional cinegético de cuidar y entrenar aves rapaces como halcones o águilas para cazar presas silvestres en su medio natural. Cuenta con más de cinco mil años de historia y se basa en una alianza entre hombre y ave de presa.

El cetrero Raúl Germán Palacios Princigalli, presidente de la Asociación de Cetrería y Conservación de Aves de Presa del Paraguay, tuvo su primera ave a los 16 años y, a partir de ahí, cada vez dedicó más tiempo a este modo de vida.

Al principio fue todo un desafío porque no tenía quien le pudiera enseñar, pero actualmente, con 35 años, contó que la información es más accesible y los proyectos crecen con el paso del tiempo.

“No hay una gran población de cetreros en Paraguay. Este es un estilo que se adapta a la vida, una forma para redescubrir al hombre moderno, aquellas habilidades olvidadas desde que dejó su vida en la naturaleza”, explicó.

La recompensa de esta práctica no radica en las presas que se obtienen, sino en las emociones y valores que se desarrollan. Palacios contó que para ser un buen cetrero lo primero es tener convicción. 

“Significa mucho sacrificio y la mayoría de las personas en el país lo abandonan. Siempre intento concientizar sobre la importancia de las aves rapaces para el medio ambiente, se les mata mucho por ignorancia y ellas forman parte del equilibrio natural”.

La cría en cautiverio de aves rapaces es sumamente importante para el desarrollo de una actividad sustentable y la conservación de rapaces en Paraguay. Ya hay 3 camadas criadas en cautiverio a lo largo de este último año en la Asociación y otros proyectos de reproducción en camino.

Lo más emocionante para Palacios es el poder participar de la interacción de un depredador y su presa, apreciar con tranquilidad su naturaleza, pues a pesar de que no capturen nada, se puede observar el resultado de miles de años de convivencia entre depredador y presa.

“Haciendo cetrería me siento más integrado con el medio ambiente. Todas las personas que quieren aprender y se acercan a mí, les oriento en todos los sentidos, les acompaño, muchos confunden con mascotismo, pero esto es algo más profundo, a pesar de criar en cautiverio a un animal salvaje”, enfatizó.

Para ser un buen cetrero, el presidente de la Asociación, explicó que se debe tener un medio de transporte para moverse de un lugar a otro y trasladar al ave, así como un lugar adecuado para que ésta pueda volar.

“Podés llevar al ave a una cancha de fútbol, pero no hay entorno para que interactúe con su presa, según el tipo de rapaz que sea”, aseguró.

UN POCO DE HISTORIA

La cetrería fue considerada desde el siglo XIV como la mejor escuela para formar a un caballero. El ave ha de alcanzar y mantener plenas capacidades físicas y mentales. No en vano sus potenciales presas a diario se ejercitan escapando de sus depredadores naturales.

La incertidumbre del momento del ataque, el lugar donde va a surgir la pieza, su avistamiento, persecución, desarrollan en el cetrero habilidades para la caza y valores que le ennoblecen como la entrega, altruismo, perseverancia, compromiso, por ello no se consideran como cetrería actividades que se limitan a la suelta de palomas a halcones o las exhibiciones de vuelo de rapaces en los mercados medievales. 

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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