En la historia del mundo hotelero no sólo existieron obras arquitectónicas o espacios atractivos donde se encuentran y descansan los huéspedes sino gente cómo Paul Rusesabagina quien ha utilizado estos espacios para salvar vidas cómo en el genocidio de Ruanda de 1994. En ese país del África oriental -sin salida al mar- que limita con la república democrática del Congo y Tanzania y ubicado en la región de los Grandes Lagos de África; conocido como las «nieblas de África», también por su fauna salvaje principalmente por sus gorilas de montaña, por sus ciudades típicas y parques nacionales que ofrecen su paisaje montañoso y muy turístico Su terreno fértil y montañoso, que le da el título de «Tierra de las mil colinas» en estas tierras en 1994 ocurrió un genocidio en el intento del gobierno hutu de eliminar la población tutsi minoritaria. Antes y por mucho tiempo habían convivido fraternalmente ambos. En este genocidio murieron entre quinientos mil y un millón de personas y violadas doscientas cincuenta mil a quinientas mil mujeres durante el conflicto.
En medio de esta crisis social aparece el nombre de Paul Rusesabagina,un escritor y empresario ruandés que ejerció como asistente de dirección del «Hotel des Mille Collines», y con anterioridad gerente del «Hotel des Diplomates» ambos situados en Kigali (Ruanda) y quien en 1994, durante el genocidio de Ruanda fue el dueño además de un hotel que albergó una pequeña parte de esa población salvando la vida de más de 1200 personas usando técnicas persuasivas a quienes buscaban acabar a los tutsis ofreciendo alcohol y comida para los soldados hutus.
Esta historia inspiró la realización del filme de Terry George «Hotel Rwanda» que retrata cómo Rusesabagina un hutu que dirige un hotel vive una vida feliz con su esposa tutsi (Sophie Okonedo) y tres hijos que enfrentan las peripecias de la guerra civil. Pero cuando las fuerzas militares hutu inician una campaña de limpieza étnica contra la minoría tutsi, Paul se ve obligado a permitir que los refugiados se refugien en su hotel. A medida que la ONU se retira, Paul debe luchar solo para proteger a los refugiados tutsis frente al escalada de violencia más tarde conocida como el genocidio ruandés. En ese tiempo se asesinó más del 70% de la población tutsi se calcula que fue entre quinientos mil y un millón de personas las asesinadas con rifles, metralletas y machetes.. El año pasado Rusesabagina fue trasladado de vuelta a su país donde será sometido a un juicio que sus seguidores dicen que no será justo. Una historia de su retorno lo rescata «The New York Times» en su edición de este jueves colocando como el genocidio aún sigue marcando a este país africano. El protagonista de la historia ha recibido muchos reconocimientos por su trabajo protegiendo vidas durante ese sangriento conflicto.
El hotelero ruandés sigue sin poder descansar y como Procusto al revés le persiguen las tragedias.