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El “caso Halley” y sus derivaciones

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Para el Gobierno, ser honesto y competente es una molestia

Sí, exacto. El mensaje es ese: Para el Gobierno, ser honesto es una molestia, no un valor. El honesto molesta porque desnuda, pone en evidencia al que no lo es. Y por añadidura, “desperdicia” un puesto para otros que, careciendo por completo de de moral de servicio al ciudadano, esperan turno para sumarse al festín de buitres.

La destitución de Pedro Halley Merlo de la gerencia de jubilaciones del Instituto de Previsión Social pinta de cuerpo entero al Gobierno de Abdo Benítez, permanentemente asediado por sinvergüenzas, oportunistas e improvisados. Deja en claro que lo que menos importa es la integridad personal y la competencia profesional. Al contrario, estos valores, cuando se los ejerce, son un telón de fondo de contraste demasiado fuerte para los paniaguados, incompetentes pero de perruna obsecuencia al cacique que los nombró. Y como el Estado paraguayo es una olla desbordante de esta clase de esclavos políticos, la aparición de alguna isla de honestidad y capacidad es un arrecife, un estorbo. Por lo tanto, hay que acabar con ella.

El IPS es el abrevadero soñado por los incapaces pero desesperadamente hambrientos que hacen cola para labrarse una fortuna. La denuncia de Halley concentra toda la preocupación de un servidor público con mas de tres décadas de ejercicio en el área en que se ha especializado, los fondos jubilatorios y de pensión. Gracias a su labor permanente y profesional, los jubilados son hoy mejor remunerados, cuando hasta no hace mucho debían sobrevivir con sumas vergonzosas después de 25 o 30 años de trabajo. Halley sabía el terreno que pisaba. No le caía muy simpático a ese empleador cavernícola que niega los beneficios del seguro social a sus trabajadores, un mundillo de egoísmo y codicia que siempre persiguió legalmente hasta donde le permitieron sus competencias.

El episodio del gerente de jubilaciones marca un antes y un después en el IPS. Indica que la corrupción manda. Que es una condición sine qua non, para acceder a cargos jerárquicos, no ser “delicado” para la transada, el robo, la coima y el negociado. Explica, además, la inutilidad de la Secretaría de la Función Pública en el llenado de cargos que requieren alta competencia.

¿Idoneidad para el ejercicio de un cargo público? ¿A quien se le ocurrió estupidez semejante?

Antes que eso, obsecuencia explícita y declamada al patrón político. Mensaje claro para los “tibios”. Como en los días del “ancient regime”, se es café o leche, nunca café con leche, al que se añadía otro mandamiento: Roben y repartan, que es el precio de la paz.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
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