Combustible para la imaginación en un mundo sin televisión ni internet.
Cristian Nielsen
Era una época en que la televisión aún no había hecho su entrada en escena y el cine ofrecía pocos espectáculos en “technicolor”. Aun cuando el Paraguay era una sociedad pequeña y de reducida capacidad de gasto, había una élite que sí podía darse el lujo de comprar revistas, muchas de ellas de muy alta calidad gráfica. Las que llegaban del exterior, muchas veces con sensible atraso respecto a la fecha de edición, nos permitían asomarnos a un mundo que experimentaba fuertes transformaciones, en especial, durante la segunda mitad del Siglo XX.
A continuación, algunos ejemplos.
ÑANDE – Paraguay
Revista fundada por el propietario y director de la editorial Emegebé, Miguel Giralt Barceló, quien también llegó a editar revistas deportivas como “Paraguay Sport” y “Gool”.
Ñande se imprimía en un papel común y con recursos gráficos muy limitados. Se dedicaba a temas generales en el contexto de una férrea censura practicada por el régimen. Para dulcificar un tanto ese clima opresivo, Giralt encontró la manera de abordar algunos asuntos políticos y para ello contaba con el extraordinario talento de un caricaturista, Fiorello Botti, cuyos dibujos eran verdaderos editoriales para quien supiera hallarles el mensaje.
Botti trabajaba con frecuencia asociado al fino humorismo de Isaac Kostianovsky, un periodista de extraordinario talento y que firmaba sus sátiras con el apócope de Kostia. Fue una de las pocas publicaciones toleradas por la dictadura stronista y que tenía una suerte de licencia tácita para ejercer la ironía política aunque con grandes limitaciones.
O’CRUCEIRO – Brasil
Fundada por Francisco de Assis Chateaubriand Bandeira de Melo, un abogado, periodista, político y diplomático creador, además, de la cadena Diarios Asociados que llegó a contar con 34 diarios, 36 estaciones de radio, 18 de televisión y una agencia de noticias.
Fue embajador en Gran Bretaña y miembro de número de la Academia Brasileña de Letras. Su primer número apareció en 1928, acompañando el derrotero hacia el poder de Getulio Vargas, uno de los presidentes brasileños más polémicos e influyentes del siglo XX. Tanto la revista como la cadena de medios dieron amplia difusión a un conjunto de mensajes a través de los cuales Vargas lanzó al mundo su Estado Novo, de fuerte vocación desarrollista no exenta de populismo.
Una figura rutilante de O’Cruceiro fue Ziraldo Alves Pinto, quien firmaba simplemente Ziraldo. Escritor, periodista, pintor y autor de caricaturas muy celebradas. Sus libros se vendieron por millones, traducidos a varios idiomas y llevados al cine.
BOHEMIA – Cuba
La primera edición de esta revista salió a la venta el 10 de mayo de 1908, seis años después de la primera intervención norteamericana en la isla. Su fundador y propietario fue Miguel Ángel Quevedo Pérez, quien pensó en un semanario de variedad temática y esmerada factura que él mismo administraba y que logró mantener primacía entre los lectores durante el primer “decenio republicano” que finalizaría en 1925 en medio de un país convulsionado por la inestabilidad política que desembocaría en la primera dictadura del periodo independiente. Pronto fue re perfilando su contenido literario y cultural para convertirse en un magazine atento a los más importantes sucesos de actualidad. Cuando el 1 de enero de 1959 se instala en La Habana el regimen castrista, Bohemia publica un editorial abogando por una revolución de marcado acento anticomunista. A partir de ese instante la revista fue intervenida. Desde entonces, sus contenidos son de carácter político, además de deportivos, culturales, económicos y científicos, pero siempre enfocados desde la ideología marxista-leninista de los Castro.
LIFE – EE.UU.
Apareció por primera vez en 1883 en Nueva York. Era una publicación de tono liviano, humorístico y con fuerte innovación técnica que le daba una gran calidad gráfica. Su lema era “While there’s Life, there’s hope”, mientras hay vida, hay esperanza. Tuvo entre sus primeros y más conspicuos colaboradores a Robert Ripley, quien publicó allí sus primeros “Aunque usted no lo crea”.
En 1936 la revista fue vendida al grupo Time de Henry Luce, conservando su alta calidad gráfica pero enfocada en el fotoperiodismo. Eran los años ’30. El mundo salía de la gran depresión y se hundía lentamente en la más salvaje aventura bélico-totalitaria con la que el nazismo alemán, el fascismo italiano y el militarismo japonés iban a arrasar al mundo. Sin embargo, su primer número de la era Time se limitó a publicar una tapa con un embalse en Montana.
En 1952 apareció Life en español, cuyo contenido estaba dirigido a alertar sobre el avance del comunismo al que oponía, en magníficas galerías fotográficas, el “american way of life” de los años ’50. Esta versión dejó de aparecer en 1969. Su edición en inglés continuó en papel hasta 2007 cuando se imprimió el último número. Hoy subsiste como un apartado digital en el sitio web del grupo Time-Life.
D’ARTAGNAN – Argentina
Fue quizá la revista más emblemática del género de las historietas (o comics como se dice hoy). Apareció en 1957 y continuó hasta 2.001 cuando las turbulencias políticas obligaron a Editorial Columba a cerrar sus talleres. Atravesó varias etapas y estilos.
Quizá el más rutilante de ellos haya sido el que se llenó con las historias de Robin Wood, un prolífico creador de personajes de leyenda nacido en 1944 en Caazapá, Paraguay, en un hogar de inmigrantes australianos. Sus historietas eran seguidas con verdadera devoción. D’Artagnan llegó a ser vendida en librerías de usados y algunos de sus números constituyen hoy verdaderas piezas de colección. Las aventuras de Gilgamesh el inmortal, Nippur de Lagash, Savarese o Denis Martin competían en cada número con las ocurrencias del Loco Chávez, una creación de Horacio Altuna y Carlos Trillo.
Todas estas revistas llegaban a Asunción y componían, con decenas de publicaciones similares, un mundo gráfico cuya variedad y pintoresquismo acaso nunca más vuelva a reproducirse.
