El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció que compensará a la FIFA, la Concacaf, la CONMEBOL y otras federaciones de fútbol nacionales con otros US$ 92 millones por las pérdidas causadas por corrupción.
EE.UU. ya anunció en agosto del año pasado una indemnización de US$ 201 millones para esas entidades, un monto sustraído de las cuentas de los exfuncionarios involucrados en las tramas de corrupción internacional que fueron procesadas por la Justicia en el conocido como caso «FIFA-Gate».
El caso ha resultado en cargos contra 50 acusados, personas físicas o jurídicas de más de 20 países, por sobornos y comisiones pagados por empresas de márketing deportivo a funcionarios de fútbol a cambio de los derechos mediáticos sobre torneos y eventos, así como el blanqueo de ese dinero.
Como parte del proceso, que comenzó en 2015, muchos de los acusados tuvieron que devolver los activos obtenidos por medio de la corrupción, que la Justicia de EE.UU. ha liquidado y distribuido a las víctimas, entre ellas organizaciones de fútbol que emplearon a esos ejecutivos corruptos que les estafaron.
«Buena parte de la última década, esta investigación y la fiscalía se han concentrado en llevar a la justicia a los infractores y recuperar las ganancias indebidas», dijo en la nota el fiscal del Distrito Este de Nueva York, Breon Peace.
La FIFA, la Concacaf y la CONMEBOL se han comprometido a distribuir la indemnización a un fondo (World Football Remission Fund) establecido bajo el auspicio de la Fundación FIFA y que se centra en la promoción del fútbol para mujeres y niñas, la educación o las necesidades humanitarias.
De los US$ 201 millones concedidos por la Justicia, a los que ahora se suman otros 92, las organizaciones afectadas por la trama recibieron un pago inicial de unos 32 millones en agosto del año pasado.
«Es gratificante saber que los activos recuperados de los criminales involucrados se distribuirán a grupos que necesiten el dinero, y uno específicamente centrado en educar y proteger el fútbol para mujeres y niñas», comentó el director adjunto del FBI en Nueva York, Michael Driscoll. EFE