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Discriminación cero

Consultora. Políticas sociales, cooperación y desarrollo @paovaccotti

El 1ero de marzo se conmemora el Día Universal de la Cero Discriminación y este año, las Naciones Unidas pone el énfasis en la discriminación contra las mujeres y las niñas.

Un análisis del Observatorio Educativo Ciudadano muestra que mujeres y hombres están equiparados en cuanto al promedio de años de educación formal, pero las mujeres abandonan la escuela por “motivos familiares” en un 22,68% de casos, contra sólo el 4,77% de hombres.

Si bien el día universal apunta a llamar la atención sobre todas las formas genéricas de discriminación, se hace hincapié en temas como el VIH que a partir del estigma que conlleva, continúa siendo una amenaza ante la escasa o nula educación de la sexualidad especialmente en la población joven de entre 15 y 24 años, que significó un 53% de los diagnósticos realizados en Paraguay de enero a octubre de 2019.

El 2% de la población paraguaya se auto percibe indígena, de acuerdo con el III Censo Nacional de Pueblos Indígenas de 2012, y sin embargo siendo un número relativamente pequeño que debería poder ser alcanzado por las políticas sociales de protección, se encuentran en el quintil más pobre y expuestos a todas las vulnerabilidades. Ser niña, pobre e indígena es una desgracia en Paraguay. En los últimos meses se han acumulado una serie de sucesos nefastos contra personas de comunidades indígenas, configurándose casi un patrón que deja entrever el racismo de la sociedad que permanece impávida ante tanta injusticia.

Otra vieja fobia social a la que recientemente empezamos a nombrar y por tanto a reconocer, es la aporofobia, que es el miedo o rechazo al pobre. La persona pobre es rechazable porque amenaza el statu quo de “calidad de vida” que creemos tener, colma servicios, requiere subsidios, es una carga y molesta. Por eso vemos en redes sociales grandes loas a las iniciativas electoralistas de políticos de turno para “erradicar” cuidacoches y limpiavidrios, “arrasar” con asentamientos precarios y otras grandes promesas. Qué sostenibilidad tiene esto sin políticas sociales que solucionen problemas sistémicos de fondo?

Se acaba la columna y ni siquiera empecé a mencionar a las personas LGTBI, con todas las discriminaciones que sufren inclusive en sus propios entornos cercanos.

Una ley contra toda forma de discriminación no solucionará mágicamente todos estos problemas, pero brindará recursos para educar a la población en cultura de paz y tolerancia para que podamos ser ciudadanos en todo el sentido de la palabra.

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Expertos en Historias urbanas.

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