En los últimos años, sin bien los indicadores para los organismos internacionales mejoraron, hubo un terrible deterioro de la calidad de vida de las personas y alta informalidad laboral.
El Gobierno de Santiago Peña, quien logró acceder al poder de la mano del Partido Colorado y su principal padrino, el expresidente Horacio Cartes, mantuvo la estabilidad macroeconómica aunque con cifras de inflación que todo indican que son maquilladas ya que el poder adquisitivo del paraguayo tipo esta peor incluso que hace 10 años, así lo revela un estudio de economistas del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP).
Las largas filas en los locales comerciales que venden productos básicos y populares son un claro indicador de que el dinero ya no alcanza a las familias paraguayas, que con un promedio de G. 2,6 millones no llegan a cubrir sus necesidades básicas.
A esto hay que sumar la disparada de precios de alquileres y alimentos, inflados por la cadena empresarial en muchos casos y sin control alguno por parte del Gobierno que deja el arco libre a algunos a amigos con negocios con el Estado, que suman más de USD 4.000 millones al año con tufos de licitaciones teledirigidas.
Los que sí ya están mejor son los funcionarios públicos en los tres poderes del Estado, especialmente en el Congreso y el Ejecutivo, Bachilleres sin ninguna preparación siguen accediendo a jugosas dietas que superan los G. 20 millones al mes. En Itaipú y Yacyretá ni hablemos de los privilegios.
Así es Estado, en vez de buscar una mejor calidad de vida para la gente, va engordando las fortunas de la clase política corrupta a la que mucha veces el presidente Peña debe ceder pues es sus sostén político.
“El país crece, pero crece menos que en la década pasada y muchísimo menos de lo que nos permitiría algún día converger, es decir, acercarnos en niveles de ingreso y bienestar- a los países desarrollados, destaca el economista José Carlos Rodríguez.
Realidad social
El presidente Santiago Peña y su equipo no logran entenderlo. Si todo va fenómeno, todo tan bien… ¿se puede saber por qué hay un ambiente de tanta mala onda? La aprobación del presidente de la República y de su Gobierno es baja (42%) y sigue cayendo. En cambio, muchas estadísticas económicas muestran subas: ¿Será una antinomia? ¿Un oxímoron?, se pregunta el analista.
Como contraofensiva a estos magros resultados el Gobierno presentó un dudoso informe de probación de 48% en la semana. Según los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), deberíamos crecer de manera sostenida a un ritmo de al menos 7% anual para dejar atrás la pobreza estructural y convertirnos en un país próspero.
El exministro de Hacienda, César Barreto y organizaciones como Desarrollo en Democracia (Dende) coinciden con la visión e José Carlos.
Tampoco el gobierno cumplió con sus promesas de mejor salud y educación, áreas sensible para lograr romper con el círculo de la pobreza: la calidad de la educación sigue entre las peores del mundo mientras los hospitales públicos se caen a pedazos y no tienen insumos suficientes para la población más necesitada.
Vale recordar que Paraguay produce alimentos para 70 millones de habitantes, pero casi dos millones de paraguayos no saben si van a tener un plato de comida en la mesa a diario.
Un país informal
A pesar de que el Gobierno anunciara que el Instituto de Previsión Social superó los 800 mil cotizantes, hay que recordar que 2 de cada 3 trabajadores no tienen ninguna perspectiva de jubilación.
La economía en negro representó en el 2024 el 35,1% del Producto Interno Bruto (PIB), ya que su valor ascendió a USD 15.777 millones, según el más reciente Informe de Economía Subterránea presentado por la organización PRODesarrollo.
La persistencia de la economía subterránea en Paraguay, con un tamaño que se mantiene con escasas variaciones a pesar del continuo crecimiento del PIB, revela que nos encontramos ante una problemática estructural que se torna preocupante debido a que se constituye e un obstáculo para lograr el desarrollo que el país puede alcanzar.
Estos temas se abordaron en el encuentro con periodistas que organizó PRODesarrollo para continuar con la difusión del Informe de Economía Subterránea 2024.
Hugo Royg, socio de Mentu y miembro del equipo técnico de PRODesarrollo, advirtió en la ocasión que la informalidad es un ancla que impide a la economía despegar al ritmo deseado ya que genera serias dificultades para que el mercado funcione adecuadamente; pero también se refirió a la dimensión social, es decir, a la calidad de vida de las personas.
“Tres elementos: el ancla al desarrollo, mala calidad y restricciones a la competencia, y vida que no es digna para muchos paraguayos y muchos residentes, son los que motivan a que varias empresas conformen PRODesarrollo y con ello se propicie que se converse más sobre este tema. El objetivo es que tomemos consciencia de la realidad de nuestro país, y que a partir de ello tengamos conversaciones que mejoren la calidad de las políticas públicas”, expresó el experto.
Por su parte, el gerente de Economía de Mentu y también miembro del equipo técnico de PRODesarrollo, Jorge Garicoche, recalcó que, si se reduce la economía subterránea en el país, aumenta la probabilidad de crecer sostenidamente. En este punto, reconoció que se está dando un crecimiento económico continuo en Paraguay, pero con ingresos de la población que se mantienen en el rango medio. “Ahí hay toda una teoría de la trampa del ingreso medio: cruzar el ingreso medio (para llegar al nivel de ingreso alto) no es fácil”, aseveró.
Periodista Senior