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Destapabocas – Hasta que llegó el día

Siempre supimos que este día llegaría, el momento en que las promesas incumplidas caerían por su propio peso.

La sobrecarga de trabajo a los médicos, la mala gestión en las vacunas y la falta de insumos, encontraron su punto de colisión junto al sector educativo, en su intento de inicio de clases y, con la Cetrapam con su paro de transporte público. Son tres servicios básicos, hoy inútiles para la ciudadanía, que con masivas quejas en redes sociales demostró una vez más el hartazgo de vivir en permanente precariedad.

Esta situación coincide a días de cumplir un año del inicio de la cuarentena, una decisión aplaudida al comienzo que se fue desmoronando hasta quedar por el piso. Tantas promesas hechas para respaldar la decisión también fueron en vano; la reforma del Estado nunca sucedió, el préstamo de los US$ 1.600 millones en carácter de emergencia tampoco se transparentó, los hospitales rápido se desabastecieron y el año escolar que se desperdició, son algunas de las secuelas de la mala gestión a la que estuvimos sometidos. El pueblo tiene todo el derecho de mostrar su ira, su sacrificio por encerrarse no dio resultados y ninguna cabeza paga por ello.

 

Sin embargo, también hay que ser autocríticos, estamos cómodos quejándonos desde la comodidad del teclado y perdiendo la costumbre de salir a las calles. El escrache en las redes sociales es un elemento para dejarlos en evidencia, para sacarlos de donde están requiere plantarse presencialmente.

 

Lo que más preocupa es que los cambios que se realizaron en el gabinete no afectaron al Ministerio de Salud y Educación. Marito no quiere escuchar, no quiere observar, no hace caso y solo muestra terquedad. El presidente no dimensiona que es el mandatario más débil y está encargándose de que todos se pongan en su contra. A la primera le salvó el interés, a la segunda no sabemos.

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