Qué se le dice a un niño o joven que no sabe qué estudiar? O a un adulto que no sabe en qué trabajar y ocupar su tiempo?
La clave es descubrir qué le apasiona, cuál es su verdadero “elemento”. Hay casos por ejemplo, en que algunas cosas se le dan a uno muy bien, y otras que no. Uno puede ser muy bueno con las matemáticas o con instrumentos musicales. Sin embargo, para otras cosas no se nos da tanta confianza.
A lo que nos referimos cuando decimos que alguien está en su elemento, es que hace algo con que se siente cómodo, como un pez en el agua. Y estar en el elemento implica dos cosas. En primer lugar, significa que haces algo que comprendes de manera natural, para lo que tienes aptitudes. Pero implica algo más, porque hay muchas personas a las que se les dan bien cosas que no les gusta hacer. Para estar en tu elemento, tiene que encantarte lo que haces, la clave es la pasión.
Si algo te encanta, si algo te apasiona y encima se te da bien, como decía Confucio, nunca vuelves a trabajar, porque vives la vida que te corresponde vivir.
Te conviertes en tu yo más auténtico. Este es el quid de la cuestión. Sabes que estás en tu elemento cuando se te altera el sentido del tiempo. Creo que, al final, si nos replanteamos la metáfora de cómo vivimos, todo es energía, es tan simple como eso. Pero la energía no es algo fijo. La energía varía mucho en función de lo que hacemos.
Así que la respuesta a un padre que quiere saber qué aconsejar a su hijo es que lo observe primero: que no mire el mundo que lo rodea, sino al niño o niña primero, para ver qué lo inspira, qué capta su atención… quién es? Cuáles son las cosas que lo entusiasman? Cuáles son las cosas por las que se siente atraído, o las cosas que le provocan rechazo?
La vida es orgánica y creativa, creas tu vida a partir de la imaginación, de tu temperamento y de las oportunidades que generas, las que aprovechas y las que dejas pasar.
Estar vivo, en mi opinión, es un proceso creativo y, como con todas las formas de vida, si puedes crear tu vida, puedes recrearla.