Tras la inesperada muerte de Diego Maradona, se abre un interrogante de difícil respuesta, dada la vida extraordinariamente desordenada que llevaba el ídolo futbolístico que apasionó audiencia de millones cuando ejercía a pleno su talento futbolístico.
Uno de los capítulos más ruidosos del astro mundial fue su pelea con el fisco italiano que duró más de cuatro años. En 2013, Maradona fue intimado por última vez por la “amministrazione finanziaria” de Italia a fin de ponerse al día con una deuda fiscal de US$ 42 millones, parte deuda propiamente dicha y gran parte los intereses acumulados. Hasta 2017, Maradona jugó a las escondidas con la oficina tributaria de la península que fue acumulando intereses por mora y multas que finalmente determinaron una orden de captura que jamás pudo cumplirse porque el ya desaparecido astro jamás volvió a pisar suelo italiano tras su desvinculación con el Nápoles. Sólo en 2017, y tras la intervención de un político italiano de influencia, la deuda de Maradona fue perdonada.
Otros no tuvieron tanta suerte. El astro italiano del motociclismo Valentino Rossi fue acusado por la agencia recaudadora italiana de evadir 112 millones de euros de los cuales la oficina estatal le reclamaba 60 millones para quedar en regla. Rossi ofreció 43 millones y zafó de ir a la cárcel. Otro que quiso jugar con el fisco fue el tenista alemán Boris Becker, que jugaba a las escondidas con el estado alemán declarando domicilio fiscal en Mónaco pero residiendo en Múnich. La superchería no corrió y Becker pudo eludir la prisión pagando una modesta multa de 375.000 euros.
En Europa no se andan con vueltas cuando se trata de echarle el guante a las finanzas de las grandes estrellas del deporte. España va a la cabeza. Los deportistas deben pagar sobre el 85% de sus ingresos, un impuesto del 47% y sobre el 15% restante, “solo” un 28%. En Francia pagan el 49%, en Inglaterra el 45% al igual que en China.
Estos niveles de obligación ante el fisco garantizan transparencia y control sobre la acumulación de grandes fortunas procedentes de los deportes o de las actividades artísticas de grandes estrellas. Tanta transparencia y control disuade cualquier operación de evasión o lavado a sabiendas de que toda infracción terminará pagándose caro, con efectivo o cárcel.
Y por aquí, ¿cómo andamos?