Si bien en cierto, Mario Abdo Benítez no es médico, director de centro asistencial público o ministro de Salud Pública, sí es el presidente de la República del Paraguay que la mayoría eligió para dirigir al país con políticas públicas que puedan generar mejor calidad de vida en la población.
Sin embargo, en un acto humillante y con una actitud de todo un palurdo, hasta burlándose de las necesidades del pueblo, ante el reclamo desesperado de un humilde ciudadano que reclamaba medicamento para su hermano internado por Covid-19, el mandatario atinó a decir que “no era médico” para saber qué falta o no dentro de un hospital.
Todo empezó cuando Joel Oviedo, un taxista de Villarrica, irrumpió el acto oficial del presidente en la inauguración de Mejoras de Infraestructura y Equipamiento en el Parque Sanitario de la IV Región Sanitaria de Villarrica.
Adalberto Oviedo es el hermano de Joel que se encuentra internado. Ante la falta de dinero para comprar las ampollas necesarias, fue hasta el acto, sin embargo agentes del Regimiento Escolta Presidencial lo apartaron a un costado. El hombre, con una caja en mano, sólo pedía un poco de atención ante la desesperada situación de no contar con los recursos necesarios.
En medio del llanto comentó que el medicamento tiene un costo de G. 800.000 y que el día anterior compró por G. 1 millón y que necesitaba nuevamente.
DESCARO
Cuando terminó el acto inaugural, los medios de prensa se hicieron eco del pedido de Joel, comunicandole al presidente el pedido desesperado que estaba haciendo. Sin embargo, Mario Abdo Benítez optó por burlarse.
“Moopio che aikuaapata (dónde yo voy a saber todo) ja ja ja. Le voy a decir al médico, yo no soy el médico de acá, yo no conozco qué insumos hay acá” (sic), fue la respuesta del mandatario.
En medio del blef, Abdo se dirigió hacia el ministro de Salud Julio Mazzoleni y al director de la Cuarta Región Sanitaria, Carlos Barreto, indicando que había un señor que estaba reclamando por medicamentos.
“Vamos a solucionarle por favor. Si hace falta algún costo, avísame yo voy a cubrir”, dijo Marito finalmente.
PARCHE
Finalmente, luego del escándalo que desató las declaraciones de Abdo, el Ministerio de Salud Pública publicó en su cuenta una foto del director de la IV Región Sanitaria entregando los medicamentos a Joel Oviedo.
“Joel Oviedo simboliza al pueblo. Urgido por acceder a servicios básicos, es obligado a exponer públicamente sus padecimientos y recibir las migajas del poder. En ese cuadro, el acceso a salud deja de ser un derecho, para convertirse en entrega forzada (solo porque se viralizó)”, dijo el politólogo Camilo Filartiga-Callizo.
Como si no fuera poco, el Gobierno utilizó al humilde taxista para “darle las gracias” a Marito. Varias cuentas oficiales de distintas carteras, que nada tienen que ver con el sistema de salud, y algunos ministros y sus trolls, publicaron el vídeo donde el hombre agradece, pero se filtró el vídeo cuando antes de que hable el hombre la persona que lo graba le da indicaciones como “decile gracia”.
Aunque Joel Oviedo no sólo le dijo gracias al mandatario, también le recordó que espera que no sea él el único que reciba estas atenciones, porque hay miles de paraguayos que necesitan.
“Cada vez son más los casos que conocemos de gente desesperada por falta de medicamentos en los hospitales y es imposible mantenerse indiferente. El pueblo está dejado a su suerte y el presidente sólo responde «si hay algún costo yo voy a cubrir» como si fuera un caso aislado”, dijo el senador Pedro Santa Cruz.
Fue claro al indicar además que el ministro de Salud debería de cumplir con las funciones que le son asignadas, y atender estas necesidades porque la vida de una persona depende de un medicamento.
“Exigimos a Mazzoleni que haga su trabajo y «cubra» que ninguna persona esté pasando esta situación en la que por falta de dinero para costear medicamentos esté entre la vida y la muerte”, remarcó el congresista.
EN UN TERMO
La semana pasada ya el presidente Abdo hacía alusión a las críticas, que no las escucha, que sólo se levanta a la mañana a leer la Biblia y no presta atención a los reclamos hacia su gobierno, salpicado diariamente por hechos de corrupción y un país en crisis con infinitas necesidades.
No es apto para un mandatario nacional no saber absorber la angustia, no estar al tanto de las miserias por las que pasa su pueblo, demostrando públicamente la incapacidad, ineficacia e ineficiencia de su administración.