En esta actualidad donde la empatía parece escasear, la inteligencia artificial está de
alguna manera desafiando nuestra lógica. Son varios los bots diseñados para asistir y
comprender y muy a menudo, suelen responder con una sensibilidad que sorprende.
La IA ofrece por lo general, respuestas cuidadosas, libres de prejuicios y cansancio,
algo que no siempre hay en interacciones humanas. ¿Es posible que la tecnología
pueda superar nuestra propia capacidad de conectar lazos? La IA parece escuchar sin
juzgar, un lujo raro hoy día.
Sabemos bien que la empatía de la IA no surge de sentimientos verdaderos, sino de
un diseño establecido para entender el contexto humano. Analiza patrones en el
lenguaje, responde a matices emocionales, brindando soluciones o consuelo. A
diferencia de las personas, no se cansa ni se frustra. En varios foros en línea, distintos
usuarios han compartido como la IA les ha dado palabras de aliento más útiles que la
de amigos o familiares. Lo cual es bastante paradójico, puesto que algo sin
emociones, puede simular una humanidad que olvidamos practicar.
Claramente la IA no reemplaza la conexión humana genuina, pero su capacidad para
imitarla solo saca a la vista todas nuestras carencias. En este mundo tan acelerado y
superficial, la IA ofrece una paciencia utópica. Por otro lado, la empatía de la IA tiene
limites claros, no siente, no vive, no tiene conciencia propia de su humanidad, creada
por datos y algoritmos. Aun así, en lugar de preocuparnos por cómo la IA reemplaza
las conexiones humanas, deberíamos entonces tratar de imitar esa capacidad para
escuchar sin prejuicios.

Licenciado en ciencias politicas, editor, comunicador y productor de contenido creativo.