Camilo López Delgado
Analista Internacional
Israel anunció que se trata de una «operación antiterrorista precisa en el área oriental de Rafah», destinada a destruir objetivos puntuales de Hamas. La incursión se produjo tras indicar que la propuesta de alto al fuego presentada por Egipto y Catar y aceptada por Hamas estaba «lejos de cumplir los requisitos necesarios» para un cese de hostilidades y poco después de la orden de evacuación de Rafah.
En medio de la presión internacional, el gobierno de Netanyahu anunció que enviaría una delegación de mediadores para negociar un acuerdo con «condiciones aceptables» para su país.
Por su parte, el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, reiteró su llamado a ambas partes para que «alcancen un acuerdo y pongan fin al sufrimiento.» Además, expresó su preocupación ante una invasión terrestre en Rafah, destacando sus devastadoras consecuencias humanitarias y su impacto desestabilizador en la región y enfatizando la importancia de la protección de los civiles como «elemento primordial del derecho humanitario».
A medida que pasan las horas, la situación en la zona es cada vez más grave, las agencias de la ONU han anunciado que no hay combustible, ni alimentos, y que el hambre puede llegar a ser catastrófica. Entre ellas, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) manifestó que no evacuaría y mantendría su presencia en Rafah «tanto tiempo como sea posible».
Estos acontecimientos subrayan la delicada situación destacada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Comisión Económica y Social para Asia Occidental (CESPAO), que el pasado jueves actualizó su informe conjunto titulado «La guerra en Gaza: impactos socioeconómicos previstos en el Estado de Palestina». Este informe reveló cifras alarmantes que anticipan un futuro incierto para la población afectada y destacó la pérdida de dos décadas de desarrollo en la franja. Entre otros puntos, el informe reveló que 1.74 millones de palestinos adicionales caerán en la pobreza en todo el Estado de Palestina. «El sufrimiento en Gaza no terminará con la guerra», advirtió Achim Steiner, Administrador del PNUD. «Los niveles sin precedentes de pérdidas humanas y destrucción material, sumados al drástico aumento de la pobreza en tan breve período, precipitarán una profunda crisis de desarrollo que amenaza el futuro de generaciones venideras.»
Ante la falta de un acuerdo, el futuro inmediato de Gaza pende de un hilo, sumido en una profunda y creciente crisis humanitaria. Las próximas horas serán cruciales para determinar el destino de los habitantes de Gaza y la estabilidad de la región, que busca urgentemente una salida a este prolongado conflicto.