La crisis por movilizarse en las zonas urbanas del país se agudiza, mientras el caos en el tránsito obliga a los transeúntes a permanecer varados por horas en las calles, especialmente en las “hora pico”.
Así, en consonancia con la crisis económica que desató el Covid-19, diversas empresas del transporte público quebraron y la flota de vehículos que transporta pasajeros de las tres áreas metropolitanas de Asunción, Ciudad del Este y Encarnación se redujo en un 45%, recordó Alejandro Zuccolillo, presidente de Magno SA.
“La cantidad de flota para transportar personas cayó entre 1.200 y 1.300 unidades y, por ende, 500.000 personas menos pueden usar el transporte público en las tres áreas metropolitanas. Estos usuarios se vieron obligados a utilizar otros medios para transportarse como motos o vehículos propios. Todo esto generó aún más congestión y colapso en el tránsito”, explicó.
El aumento sostenido de los precios de los combustibles se sumó a la crisis del transporte. De esta forma, se registraron amenazas constantes de una nueva suba del pasaje y se duplicaron los subsidios para los transportistas, pese al deficiente servicio.
Como un parche a la crisis, el Gobierno adquirió una nueva deuda para subsidiar los combustibles por los próximos dos meses, a partir de un fondo de estabilización de US$ 100 millones. Estos recursos ya se podrían haber utilizado para comprar unos 300 buses eléctricos e iniciar la transición hacia una movilidad con energía.
“Esa flota podría movilizar a alrededor de 120.000 personas diariamente. En vez de financiar dos meses de estabilización de precio de combustible, estos recursos podrían estar destinados a una flota que estaría operando por 20 años en el sistema”, mencionó.
La movilidad eléctrica no solo será más amigable para el bolsillo de los paraguayos, pues la energía eléctrica es mucho más barata, sino que también contribuiría a reducir los altos índices de contaminación ambiental, recalcó.
“Cada bus eléctrico que entra en circulación equivale a 60 toneladas de emisiones que se capturan de dióxido de carbono. Tenemos una flota muy antigua que es sumamente poluente. Un bus eléctrico que entra a circular dentro del sistema equivale a 20 hectáreas de reforestación”, comentó.
En esta misma línea, Zuccolillo agregó que “si queremos cumplir con nuestros objetivos de desarrollo sostenible, nuestra autonomía energética y tener más limpias nuestras ciudades, se debe repensar cómo vamos a vivir en las ciudades, pues se está llegando a un punto de inflexión muy importante y se necesitan encontrar las soluciones”.
FINANCIAMIENTO
La falta de apertura estatal a la hora de encontrar fuentes de financiamiento o proveer los recursos para poner en marcha la transición hacia la movilidad eléctrica constituye un desafío, refirió el Presidente de Magno SA.
“Últimamente, existe más apertura. Existen conversaciones avanzadas y sabemos que organismos como el BID y la CAF están sumamente interesados en financiar esta clase de iniciativas”, concluyó.