Los niveles insalubres de la calidad del aire que se experimentan en Asunción y otras ciudades del país alertaron la semana pasada las alarmas y reflejaron junto a otros fenómenos como la sequía extrema y las altas temperaturas, la crisis climática que atraviesa el Paraguay.
“Paraguay es uno de los países con más alta vulnerabilidad al cambio climático y lo estamos viendo perfectamente en estos últimos cuatro años. A partir de 2019, tenemos megaincendios incontrolables, niveles nunca antes vistos de descenso del Río Paraguay, sequías que están arrasando con nuestros cultivos y olas de calor. No es una situación que podamos dejarla de lado y no considerarla, porque afecta de manera profunda a nuestra vida, bienestar, salud y la economía de la sociedad en la que vivimos”, indicó Óscar Rodas, Director de Cambio Climático y Políticas de WWF Paraguay.
Rodas recordó que los eventos extremos como la sequía y las temperaturas extremas, a raíz del cambio climático, ya venían siendo anticipados desde la organización desde hace unos 20 años aunque, hasta el momento, no se han adoptado medidas para frenar la crisis ambiental.
“Hay que tomar medidas decididas y reencauzar la forma en que se producen los alimentos y en que se utiliza el suelo en Paraguay. Tenemos que pensar de una manera más sostenible para la naturaleza y promover las buenas prácticas agrícolas y agropecuarias”, sostuvo.
El Director de Cambio Climático y Políticas de WWF Paraguay, apuntó que el panorama para el Paraguay no resulta alentador, pues tomando los datos meteorológicos de los últimos 30 años y según las proyecciones a futuro, las situaciones de sequía se irán agravando.
“Esta realidad se da por la sencilla razón de que nuestro país cuenta con innumerables herramientas de políticas públicas y leyes muy completas en temas ambientales y desarrollo sostenible. Sin embargo, cuenta con un déficit de implementación y en la aplicación de las políticas públicas y leyes ambientales”, refirió.
En este sentido, el experto Rodas explicó que Paraguay cuenta con un marco de desarrollo nacional para el 2030. Este convenio coincide perfectamente con todas las recomendaciones técnicas para hacer frente al cambio climático. Con la aplicación adecuada de la legislación ambiental y políticas públicas, se podría producir incluso una mayor cantidad de soja y carne, de mejor calidad.
“Si se aplican adecuadamente las leyes, vamos a seguir teniendo agua, suelo, clima para seguir produciendo soja y alimentos. Aquí el discurso no es para parar al sector productivo, sino para darle herramientas para producir más y mejor, a pesar de los embates del cambio climático”, concluyó.