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Ciudades abandonadas

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Coordinar obras públicas requiere idoneidad y compromiso político
Una ciudad es un espacio compartido. Esto que parece una perogrullada, se convierte en dogma en aquellas urbes en las que se acostumbra a coordinar planes para la expansión, actualización y perfeccionamiento de servicios públicos. En Asunción y conurbano no pasa de ser una observación inconducente.

No hay manera de que quienes instalan cañerías o tienden toda clase de redes aéreas se pongan de acuerdo para trabajar en forma organizada y evitar el derroche de recursos que se produce cuando uno pavimenta la calle y otro la rompe para enterrar algo.

No vamos a caer en la simpleza de decir que programar, calendarizar y coordinar obras de
infraestructura en una ciudad es cosa fácil, porque no lo es. Por eso al frente de ciudades en serio hay gente seria, que ha estudiado métodos y organización para la gestión pública.

En Asunción hay tres antagonistas históricos que libran sus batallas en las calles de la ciudad: ESSAP, ANDE y la Municipalidad. La aguatera tiene que renovar sus cañerías de distribución, gran parte de las cuales viene de los primeros días de su antecesora Corposana. Llevar a destino más agua, en mejores condiciones y a mayor cantidad de usuarios está en eso de la visión, misión, etc.

Pero la verdad es que la red de agua es como el tejido de Penélope. Cuando terminan de renovar un sector colapsa otro. Y ni hablar de la red cloacal, que va aumentando su obsolescencia en la medida en que se sigue construyendo torres de oficinas y departamentos más grandes y más altas.

El déficit de cobertura se va incrementando al mismo ritmo en que la ciudad abandona su perfil provinciano y entra, al menos en la iniciativa privada, al mundo de la alta competitividad inmobiliaria.

Ninguna de estas áreas, agua, cloacas, desagües pluviales, pavimento y redes eléctricas soterradas podrán alcanzar una cobertura satisfactoria si no hay coordinación entre los entes que las gestionan. Pero eso se logrará cuando al frente de los municipios y los entes públicos esté gente competente, capacitada, que privilegie el servicio a la ciudadanía por encima de las miserias y mezquindades propias de la baja política.

Un objetivo mayor que, sin embargo, queda sumergido en la niebla del fanatismo, la inepcia y la codicia de verdaderos depredadores empotrados en cargos públicos para los cuales carecen por completo de capacidad.

Y no hay señales de que esto vaya a cambiar a corto plazo.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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