Desde la altura que proporciona el sexto lugar del mundo contempla ahora Carlos Alcaraz el panorama del circuito, con un nuevo trofeo bajo el brazo, el Masters 1000 de Madrid, un sinfín de récords pulverizados, un incalculable y prometedor devenir.
Ha sido la sensación de los últimos tiempos este joven de El Palmar, de diecinueve años y cuatro días, que acelera hacia la cima a pasos agigantados, sin freno. Madrid, donde llegó hace poco más de un año como un aprendiz, situado más allá de los cien primeros puestos, ha supuesto ahora, consolidado, el espaldarazo definitivo. La consagración, la confirmación de lo que quedó marcado en Miami, donde ganó su primer Masters 1000.
No ha habido obstáculo para Alcaraz en la Caja Mágica a la que llegó con el título de Barcelona recién ganado para alargar un historial que empieza a ampliar su espacio. El jugador murciano cumple objetivos y asalta etapas. El primer tenista que gana a tres de los cuatro primeros jugadores del mundo en un mismo torneo desde que lo hizo el argentino David Nalbandián en el 2007, ha saldado cuentas en Madrid.
Alcaraz tumbó a Nadal. A la tercera fue la vencida y consiguió imponerse al campeón de veintiún Grand slam, con el que había caído dos veces. La primera el pasado año en la Caja Mágica, el día de su mayoría de edad. Después, por poco, en la semifinal de Indian Wells, cuando llevó al límite al balear. Acabó Alcaraz también con el número uno del mundo, con el que nunca había jugado. Derrotó a Novak Djokovic en semifinales en Madrid, en tres sets, a lo grande. Cuando el serbio, arrinconado durante gran parte de la temporada, empezaba a hacer gala de su mejor nivel.
Y batió a Zverev, el doble campeón en Madrid, el último vencedor antes del murciano. Es el alemán uno de los cabecillas de la generación destinada a heredar el testigo del conocido como el Big Three. Esa que conforma con el griego Stefanos Tsitsipas, el ruso Daniil Medvedev y el austríaco Dominik Thiem. No hay noticias de algunos de ellos.
No ha dado ninguno el golpe definitivo. El cambio generacional esperado no ha sido tal. Djokovic y Nadal, con Roger Federer fuera de circulación, mantienen su dictadura. Solo el ruso Medvedev cuestionó por momentos el reinado de la histórica terna. Pero le faltó continuidad y dar el paso decisivo. Cuando lo intentó, como en los últimos Abiertos de Australia, fue frenado por el serbio y, más recientemente, por el español.
Thiem, llamado a ser el heredero de Rafael Nadal en arcilla, no ha terminado de explotar. Aunque consiguió el Abierto de Estados Unidos el año de la pandemia los problemas le han arrinconado. Lleva tiempo fuera lastrado por las lesiones. Su vuelta es una incógnita.
En acción se mantienen Tsitsipas y Zverev que siguen a medio camino. A la sombra de su momento, que no llega. Ambos se han quedado en puertas. El griego de un Roland Garros. El alemán de un Abierto de Estados Unidos.
Alcaraz, desenfrenado, apunta más allá. Referente de la conocida como Next Gen ya ha dado buena cuenta de esta camada intermedia que no termina de explotar, que está a la espera. El murciano, que sale de Madrid con diez victorias consecutivas, con la vista especialmente fijada en Roland Garros, solo ha perdido tres partidos en lo que va de temporada. Ante Nadal en Indian Wells, frente al italiano Matteo Berrettini en el Abierto de Estados Unidos y contra el estadounidense Sebastian Korda en el Masters 1000 de Montecarlo.
No tiene límite el tenista de El Palmar que se convirtió en el jugador más joven en ganar en un mismo torneo a Nadal y Djokovic en tierra, que ha ganado a tres de los cuatro mejores del mundo en un mismo evento, que ha ganado todas las finales ATP que ha disputado.
Es Alcaraz el pentacampeón de menos edad desde que Nadal consiguió siete títulos en ese tiempo entre los años 2004-2005. Lleva veintiocho victorias en este 2022 y en Madrid consiguió su séptimo triunfo seguido ante jugadores incluidos entre los diez mejores del circiuito.
El segundo jugador más joven en ganar dos Masters 1000 desde que Rafael Nadal logró Montecarlo y Roma en el 2005, es ya el segundo clasificado en la conocida como carrera de campeones, la que marca el cartel para las Finales ATP con los ocho mejores de cada año al final de temporada. Apunta ahí el murciano.
«El relevo lo es porque tiene 19 años y yo 36. Si lo es a partir de ahora, lo veremos con los meses. Yo estoy feliz por él, que ha estado mejor que yo en varias facetas del juego y yo necesito mejorar, como he dicho. No ha pasado nada que no entrara dentro de la lógica y se acepta con tranquilidad y con la seguridad de que hay un camino que seguir», aventuró Nadal.
Sigue Alcaraz la estela de su ídolo. El paisaje en donde el jugador de El Palmar traza su camino. Nadal resiste, se mantiene y su leyenda es eterna. Y Alcaraz apunta para cuando se marche ocupar el vacío. EFE