No se trata, aquí, de defender la gestión de ningún hombre de gobierno. Se trata, simplemente, de analizar un viejo estilo de conducta que muchos paraguayos se resisten a dejar atrás. Se resume en este acertijo: si camina como pato, grazna como pato y, de yapa, nada como pato… qué puede ser sino pato.
El Gobierno ha dispuesto que la Secretaría de Emergencia Nacional prepare kits de alimentos a ser distribuidos entre los sectores más vulnerables de la población alcanzados por la cuarentena sanitaria. El artículo 3° de la ley 2.615 que organiza la SEN define como emergencia “las generadas por la ocurrencia real o el peligro inminente de eventos que exigen una atención inmediata, tales como inundaciones, incendios, tornados, sequías prolongadas, brotes epidémicos…”.
Al tiempo que prevé los fondos necesarios para disponer rápidamente medidas de prevención, mitigación, respuesta, rehabilitación y reconstrucción de comunidades afectadas, la ley faculta a la SEN a “estimular la creación y organización de estructuras de reducción de riesgos y atención de emergencias y desastres en los departamentos, ciudades y pueblos del país de forma a permitir el fortalecimiento de la protección civil y coordinar sus actividades en respuesta a las situaciones de emergencia o de desastre”.
Todo está previsto para asistir a la población vulnerable en situaciones como la presente pandemia. La SEN no necesita que politicastros de la peor especie –como los que ya han empezado a sobrevolar, como buitres hambrientos, los kits alimenticios – le digan lo que debe hacer.
La SEN tiene una vasta experiencia en asistencia en emergencias y desastres. Hay estructuras institucionales de orden departamental y municipal, registradas en la secretaría, con capacidad suficiente para canalizar la ayuda que se recomienda en cada caso.
En esta emergencia el objetivo es sostener con ayuda alimenticia a sectores paralizados por la cuarentena obligatoria y que se han quedado sin ingresos. Se trata, ni más ni menos, que sufragar una necesidad básica: la comida diaria.
Sería conveniente que el Presidente de la República diera una fuerte patada en el suelo para ahuyentar a las aves de rapiña.
Y no se crea que estos depredadores tienen un solo color. Los hay de todas las tonalidades. En la SEN lo saben muy bien porque ha operado a lo largo de varios turnos partidarios multicolores. Y con suerte diversa.No se trata, aquí, de defender la gestión de ningún hombre de gobierno. Se trata, simplemente, de analizar un viejo estilo de conducta que muchos paraguayos se resisten a dejar atrás. Se resume en este acertijo: si camina como pato, grazna como pato y, de yapa, nada como pato… qué puede ser sino pato.
El Gobierno ha dispuesto que la Secretaría de Emergencia Nacional prepare kits de alimentos a ser distribuidos entre los sectores más vulnerables de la población alcanzados por la cuarentena sanitaria. El artículo 3° de la ley 2.615 que organiza la SEN define como emergencia “las generadas por la ocurrencia real o el peligro inminente de eventos que exigen una atención inmediata, tales como inundaciones, incendios, tornados, sequías prolongadas, brotes epidémicos…”. Al tiempo que prevé los fondos necesarios para disponer rápidamente medidas de prevención, mitigación, respuesta, rehabilitación y reconstrucción de comunidades afectadas, la ley faculta a la SEN a “estimular la creación y organización de estructuras de reducción de riesgos y atención de emergencias y desastres en los departamentos, ciudades y pueblos del país de forma a permitir el fortalecimiento de la protección civil y coordinar sus actividades en respuesta a las situaciones de emergencia o de desastre”.
Todo está previsto para asistir a la población vulnerable en situaciones como la presente pandemia. La SEN no necesita que politicastros de la peor especie –como los que ya han empezado a sobrevolar, como buitres hambrientos, los kits alimenticios – le digan lo que debe hacer. La SEN tiene una vasta experiencia en asistencia en emergencias y desastres. Hay estructuras institucionales de orden departamental y municipal, registradas en la secretaría, con capacidad suficiente para canalizar la ayuda que se recomienda en cada caso. En esta emergencia
el objetivo es sostener con ayuda alimenticia a sectores paralizados por la cuarentena obligatoria y que se han quedado sin ingresos. Se trata, ni más ni menos, que sufragar una necesidad básica: la comida diaria.
Sería conveniente que el Presidente de la República diera una fuerte patada en el suelo para ahuyentar a las aves de rapiña. Y no se crea que estos depredadores tienen un solo color. Los hay de todas las tonalidades. En la SEN lo saben muy bien porque ha operado a lo largo de varios turnos partidarios multicolores. Y con suerte diversa.No se trata, aquí, de defender la gestión de ningún hombre de gobierno. Se trata, simplemente, de analizar un viejo estilo de conducta que muchos paraguayos se resisten a dejar atrás. Se resume en este acertijo: si camina como pato, grazna como pato y, de yapa, nada como pato… qué puede ser sino pato.
El Gobierno ha dispuesto que la Secretaría de Emergencia Nacional prepare kits de alimentos a ser distribuidos entre los sectores más vulnerables de la población alcanzados por la cuarentena sanitaria. El artículo 3° de la ley 2.615 que organiza la SEN define como emergencia “las generadas por la ocurrencia real o el peligro inminente de eventos que exigen una atención inmediata, tales como inundaciones, incendios, tornados, sequías prolongadas, brotes epidémicos…”. Al tiempo que prevé los fondos necesarios para disponer rápidamente medidas de prevención, mitigación, respuesta, rehabilitación y reconstrucción de comunidades afectadas, la ley faculta a la SEN a “estimular la creación y organización de estructuras de reducción de riesgos y atención de emergencias y desastres en los departamentos, ciudades y pueblos del país de forma a permitir el fortalecimiento de la protección civil y coordinar sus actividades en respuesta a las situaciones de emergencia o de desastre”.
Todo está previsto para asistir a la población vulnerable en situaciones como la presente pandemia. La SEN no necesita que politicastros de la peor especie –como los que ya han empezado a sobrevolar, como buitres hambrientos, los kits alimenticios – le digan lo que debe hacer. La SEN tiene una vasta experiencia en asistencia en emergencias y desastres. Hay estructuras institucionales de orden departamental y municipal, registradas en la secretaría, con capacidad suficiente para canalizar la ayuda que se recomienda en cada caso.
En esta emergencia el objetivo es sostener con ayuda alimenticia a sectores paralizados por la cuarentena obligatoria y que se han quedado sin ingresos. Se trata, ni más ni menos, que sufragar una necesidad básica: la comida diaria.
Sería conveniente que el Presidente de la República diera una fuerte patada en el suelo para ahuyentar a las aves de rapiña. Y no se crea que estos depredadores tienen un solo color. Los hay de todas las tonalidades. En la SEN lo saben muy bien porque ha operado a lo largo de varios turnos partidarios multicolores.
Y con suerte diversa.No se trata, aquí, de defender la gestión de ningún hombre de gobierno. Se trata, simplemente, de analizar un viejo estilo de conducta que muchos paraguayos se resisten a dejar atrás. Se resume en este acertijo: si camina como pato, grazna como pato y, de yapa, nada como pato… qué puede ser sino pato.
El Gobierno ha dispuesto que la Secretaría de Emergencia Nacional prepare kits de alimentos a ser distribuidos entre los sectores más vulnerables de la población alcanzados por la cuarentena sanitaria. El artículo 3° de la ley 2.615 que organiza la SEN define como emergencia “las generadas por la ocurrencia real o el peligro inminente de eventos que exigen una atención inmediata, tales como inundaciones, incendios, tornados, sequías prolongadas, brotes epidémicos…”. Al tiempo que prevé los fondos necesarios para disponer rápidamente medidas de prevención, mitigación, respuesta, rehabilitación y reconstrucción de comunidades afectadas, la ley faculta a la SEN a “estimular la creación y organización de estructuras de reducción de riesgos y atención de emergencias y desastres en los departamentos, ciudades y pueblos del país de forma a permitir el fortalecimiento de la protección civil y coordinar sus actividades en respuesta a las situaciones de emergencia o de desastre”.
Todo está previsto para asistir a la población vulnerable en situaciones como la presente pandemia. La SEN no necesita que politicastros de la peor especie –como los que ya han empezado a sobrevolar, como buitres hambrientos, los kits alimenticios – le digan lo que debe hacer. La SEN tiene una vasta experiencia en asistencia en emergencias y desastres. Hay estructuras institucionales de orden departamental y municipal, registradas en la secretaría, con capacidad suficiente para canalizar la ayuda que se recomienda en cada caso. En esta emergencia
el objetivo es sostener con ayuda alimenticia a sectores paralizados por la cuarentena obligatoria y que se han quedado sin ingresos. Se trata, ni más ni menos, que sufragar una necesidad básica: la comida diaria.
Sería conveniente que el Presidente de la República diera una fuerte patada en el suelo para ahuyentar a las aves de rapiña. Y no se crea que estos depredadores tienen un solo color. Los hay de todas las tonalidades. En la SEN lo saben muy bien porque ha operado a lo largo de varios turnos partidarios multicolores.
Y con suerte diversa.No se trata, aquí, de defender la gestión de ningún hombre de gobierno. Se trata, simplemente, de analizar un viejo estilo de conducta que muchos paraguayos se resisten a dejar atrás. Se resume en este acertijo: si camina como pato, grazna como pato y, de yapa, nada como pato… qué puede ser sino pato.
El Gobierno ha dispuesto que la Secretaría de Emergencia Nacional prepare kits de alimentos a ser distribuidos entre los sectores más vulnerables de la población alcanzados por la cuarentena sanitaria. El artículo 3° de la ley 2.615 que organiza la SEN define como emergencia “las generadas por la ocurrencia real o el peligro inminente de eventos que exigen una atención inmediata, tales como inundaciones, incendios, tornados, sequías prolongadas, brotes epidémicos…”. Al tiempo que prevé los fondos necesarios para disponer rápidamente medidas de prevención, mitigación, respuesta, rehabilitación y reconstrucción de comunidades afectadas, la ley faculta a la SEN a “estimular la creación y organización de estructuras de reducción de riesgos y atención de emergencias y desastres en los departamentos, ciudades y pueblos del país de forma a permitir el fortalecimiento de la protección civil y coordinar sus actividades en respuesta a las situaciones de emergencia o de desastre”.
Todo está previsto para asistir a la población vulnerable en situaciones como la presente pandemia. La SEN no necesita que politicastros de la peor especie –como los que ya han empezado a sobrevolar, como buitres hambrientos, los kits alimenticios – le digan lo que debe hacer. La SEN tiene una vasta experiencia en asistencia en emergencias y desastres. Hay estructuras institucionales de orden departamental y municipal, registradas en la secretaría, con capacidad suficiente para canalizar la ayuda que se recomienda en cada caso.
En esta emergencia el objetivo es sostener con ayuda alimenticia a sectores paralizados por la cuarentena obligatoria y que se han quedado sin ingresos. Se trata, ni más ni menos, que sufragar una necesidad básica: la comida diaria.
Sería conveniente que el Presidente de la República diera una fuerte patada en el suelo para ahuyentar a las aves de rapiña.
Y no se crea que estos depredadores tienen un solo color. Los hay de todas las tonalidades. En la SEN lo saben muy bien porque ha operado a lo largo de varios turnos partidarios multicolores. Y con suerte diversa.No se trata, aquí, de defender la gestión de ningún hombre de gobierno. Se trata, simplemente, de analizar un viejo estilo de conducta que muchos paraguayos se resisten a dejar atrás. Se resume en este acertijo: si camina como pato, grazna como pato y, de yapa, nada como pato… qué puede ser sino pato.
El Gobierno ha dispuesto que la Secretaría de Emergencia Nacional prepare kits de alimentos a ser distribuidos entre los sectores más vulnerables de la población alcanzados por la cuarentena sanitaria. El artículo 3° de la ley 2.615 que organiza la SEN define como emergencia “las generadas por la ocurrencia real o el peligro inminente de eventos que exigen una atención inmediata, tales como inundaciones, incendios, tornados, sequías prolongadas, brotes epidémicos…”. Al tiempo que prevé los fondos necesarios para disponer rápidamente medidas de prevención, mitigación, respuesta, rehabilitación y reconstrucción de comunidades afectadas, la ley faculta a la SEN a “estimular la creación y organización de estructuras de reducción de riesgos y atención de emergencias y desastres en los departamentos, ciudades y pueblos del país de forma a permitir el fortalecimiento de la protección civil y coordinar sus actividades en respuesta a las situaciones de emergencia o de desastre”.
Todo está previsto para asistir a la población vulnerable en situaciones como la presente pandemia. La SEN no necesita que politicastros de la peor especie –como los que ya han empezado a sobrevolar, como buitres hambrientos, los kits alimenticios – le digan lo que debe hacer. La SEN tiene una vasta experiencia en asistencia en emergencias y desastres. Hay estructuras institucionales de orden departamental y municipal, registradas en la secretaría, con capacidad suficiente para canalizar la ayuda que se recomienda en cada caso. En esta emergencia
el objetivo es sostener con ayuda alimenticia a sectores paralizados por la cuarentena obligatoria y que se han quedado sin ingresos. Se trata, ni más ni menos, que sufragar una necesidad básica: la comida diaria.
Sería conveniente que el Presidente de la República diera una fuerte patada en el suelo para ahuyentar a las aves de rapiña. Y no se crea que estos depredadores tienen un solo color. Los hay de todas las tonalidades. En la SEN lo saben muy bien porque ha operado a lo largo de varios turnos partidarios multicolores. Y con suerte diversa.No se trata, aquí, de defender la gestión de ningún hombre de gobierno. Se trata, simplemente, de analizar un viejo estilo de conducta que muchos paraguayos se resisten a dejar atrás. Se resume en este acertijo: si camina como pato, grazna como pato y, de yapa, nada como pato… qué puede ser sino pato.
El Gobierno ha dispuesto que la Secretaría de Emergencia Nacional prepare kits de alimentos a ser distribuidos entre los sectores más vulnerables de la población alcanzados por la cuarentena sanitaria. El artículo 3° de la ley 2.615 que organiza la SEN define como emergencia “las generadas por la ocurrencia real o el peligro inminente de eventos que exigen una atención inmediata, tales como inundaciones, incendios, tornados, sequías prolongadas, brotes epidémicos…”. Al tiempo que prevé los fondos necesarios para disponer rápidamente medidas de prevención, mitigación, respuesta, rehabilitación y reconstrucción de comunidades afectadas, la ley faculta a la SEN a “estimular la creación y organización de estructuras de reducción de riesgos y atención de emergencias y desastres en los departamentos, ciudades y pueblos del país de forma a permitir el fortalecimiento de la protección civil y coordinar sus actividades en respuesta a las situaciones de emergencia o de desastre”.
Todo está previsto para asistir a la población vulnerable en situaciones como la presente pandemia. La SEN no necesita que politicastros de la peor especie –como los que ya han empezado a sobrevolar, como buitres hambrientos, los kits alimenticios – le digan lo que debe hacer. La SEN tiene una vasta experiencia en asistencia en emergencias y desastres. Hay estructuras institucionales de orden departamental y municipal, registradas en la secretaría, con capacidad suficiente para canalizar la ayuda que se recomienda en cada caso.
En esta emergencia el objetivo es sostener con ayuda alimenticia a sectores paralizados por la cuarentena obligatoria y que se han quedado sin ingresos. Se trata, ni más ni menos, que sufragar una necesidad básica: la comida diaria.
Sería conveniente que el Presidente de la República diera una fuerte patada en el suelo para ahuyentar a las aves de rapiña.
Y no se crea que estos depredadores tienen un solo color. Los hay de todas las tonalidades. En la SEN lo saben muy bien porque ha operado a lo largo de varios turnos partidarios multicolores. Y con suerte diversa.