El mismo Hugo Velázquez, Vicepresidente de la República, fue el que firmó el documento de entendimiento durante la quincena de marzo. Esta reunión tomó estado público debido a que fue divulgada en redes sociales y posteriormente confirmada por las autoridades.
El Vicepresidente fue consultado sobre el punto en la mañana del martes, respondió que en caso de que el Congreso apruebe nuevos incrementos, Abdo los terminará vetando.
BLAS LLANO
Blas Llano, senador nacional por el PLRA, afirmó que la medida es absolutamente irracional, ya que pretender un aumento en el salario de los funcionarios públicos luego de pasar una pandemia es inviable.
“Ha impactado muy fuertemente en la economía de todos los sectores. Apenas estamos saliendo y nos encontramos con la suba del precio de los combustibles como consecuencia del aumento de los barriles por la guerra. En este momento, plantear un incremento es un suicidio”, advirtió.
Llano lamentó que los funcionarios públicos ganan el doble que los funcionarios del sector privado. Sin contar con las 4 a 6 horas que trabajan los primeros y las 8 horas que trabajan los segundos.
“Vamos nuevamente a privilegiar a un sector que cada mes tiene la seguridad de cobrar sus salarios. Pero quien piensa en la gente que vende productos en la calle. Todos vamos a pagar”, cuestionó.
Con respecto a las reuniones de Carla Bacigalupo con la Coordinadora de Funcionarios Públicos, señaló que no existe de donde sacar dinero para pagar los incrementos que solicitan y teme que el punto acabe nuevamente en más préstamos.
“¿Quién paga los préstamos? Existen más de 300 mil funcionarios públicos, dentro de los cuales, un grupo importante no aporta gran cosa. No funciona así la economía de las viviendas y menos en la economía de un país”, manifestó.
Dijo finalmente que elevar salarios en el sector público, equivale a un doble castigo para los paraguayos y paraguayas; ya que, en primer lugar, se les quita dinero que no tienen ni para atender lo más básico de sus necesidades, y en segundo lugar, esto contribuye al incremento general de los precios, en un escenario en que se ha disparado la inflación y la pérdida del valor del dinero. Esto se traduce finalmente en un deterioro de la calidad de vida.
