Desde las primeras excavaciones y cimientos, Itaipú fue concebida con una fecha de caducidad que, se estima, está prevista en 200 años más. Este acontecimiento obliga al Paraguay a invertir en tecnología y otras fuentes renovables que sean capaces de generar energía.
Poco después de la firma del tratado, el 13 de agosto de 1973, ya se pusieron en marcha los estudios preliminares para determinar el lugar exacto para establecer la represa, recordó el ingeniero Enrique González Rahi, quien formó parte de la construcción de la represa desde la incorporación de la Casa de Máquinas.
El ingeniero Juan José Bosio y expertos geotécnicos estadounidenses determinaron finalmente dónde debía instalarse la represa y posteriormente empezaron las obras.
“Después ya vino el proyecto y la construcción, pero la represa de Itaipú se fue edificando y calculando a medida que se iba haciendo. Como era una obra tan grande, no se podía esperar a terminar todo el proyecto para iniciar. No estaban todos los cálculos finales como para el proceso de construcción. Mientras se iba construyendo la hidroeléctrica, se iban determinando y ajustando todos los planos de las partes superiores”, explicó.
Ante la ausencia de la cantidad necesaria de técnicos e ingenieros, los profesionales brasileños absorbieron la mayor parte de las obras. Paraguay, en cambio, se vio obligado a utilizar el 100% de sus expertos en el área para la edificación de la represa.
“En ese momento, que era la década del 80, se utilizó al 100% de todos los ingenieros y arquitectos disponibles en Paraguay, que no eran muchos, además de los obreros y una serie de técnicos topógrafos. Todos ellos se fueron a trabajar a Ciudad del Este”, comentó.
González Rahi añadió que Brasil siempre participó de forma más activa en la construcción, proveyendo incluso de materiales que no se encontraban disponibles en territorio nacional.
“Los brasileños siempre se llevaron la mayor parte. Nosotros no podíamos poner exactamente el 50, porque no teníamos esa capacidad. Tampoco podíamos poner el 50% del cemento. Vallemí puso todo lo que pudo. Sí contribuimos con la arena, las piedras y todo lo que se usaba de la misma represa y excavaciones que se llevaban adelante para hacer el hormigón. El acero era importado”, señaló.
IMPACTO DE ITAIPÚ
De la mano de la construcción de la hidroeléctrica, el país experimentó importantes niveles de desarrollo, que incluso impulsaron la formación de profesionales de la construcción.
“Realmente lo que hizo Itaipú fue impulsar la formación en carreras de ingeniería y arquitectura, por todo el ‘boom’ que tuvo. Lastimosamente, eso se fue perdiendo y ya más de cuarenta años después, mermó esa emoción. En Paraguay se necesitan muchos más ingenieros y arquitectos”, enfatizó.
Además del estímulo a la capacitación técnica, la edificación de la represa significó una muestra de la capacidad de los profesionales paraguayos a la hora de llevar adelante “semejante obra”, mencionó González Rahi.
“Ya pasaron casi 50 de la firma del Tratado y no hay una represa en el mundo que se iguale a Itaipú en todo, tanto en el volumen de agua, en la capacidad de generación de energía y muchos otros aspectos. Hay represas que están cerca, pero no se igualan a la capacidad que tiene Itaipú”, indicó.
FECHA DE CADUCIDAD
Desde la elaboración de los planos , Itaipú fue concebida con una fecha de caducidad, que está prevista dentro de 200 años, relató el ingeniero.
“Cuando se inició el proyecto se sabía que iba a tener una vida útil de 300 años, de los cuales nos quedan ya ahora 250. La vida útil de la represa va a ser 250 años, pero se calcula que la capacidad de generar energía va a ser menos. Estaríamos alrededor de los 200 años no más ya”, alertó.
En el futuro, la incapacidad de producir energía vendría de la mano con el volumen inmenso de sedimentos generados entre la materia prima: el agua.
“El volumen de tierra es inmenso, ya hay sedimentos.Por la altura que tiene la represa no se podría poner un escape inferior para que se drenen los sedimentos, porque tenemos 196 metros de agua y así es imposible hacer un drenaje con esa altura”, afirmó.
En 200 años o más, la represa volvería a convertirse en una “catarata”, adelantó el ingeniero.
Con miras al futuro, el Paraguay necesitaría enfocarse en invertir en nuevas tecnologías y formas de aprovechar formas de energía renovable.
“Esperemos que dentro de 200 años ya existan otras opciones de energía más económicas”; expresó.
OPCIONES CON ARGENTINA
Una vez que se agote la capacidad de producir energía de Itaipú, resultará imposible volver a construir una hidroeléctrica en la zona debido a la gran masa de territorio que deberá inundarse para volver a hacerlo, observó González Rahi.
“Estamos prácticamente en el límite de la triple frontera. Si tenemos quevolver a construir otra represa, se debe edificar aguas abajo. Por este motivo, ya tendríamos que hacer con la Argentina”, concluyó.
