Si no hubiera nada sospechoso no habría razones del porqué tendría que enojarse el Grupo Cartes por el cierre de su cuenta del Banco Nacional de Fomento y de lo que esto podría significar en términos económicos para los trabajadores de esa empresa tabacalera que ha sido la afectada por el cierre de dicha cuenta.
Además el grupo tiene un banco propio a través del cual podría hacer todas las operaciones si es que tuviera la posibilidad de realizarla; y si no lo puede hacer, también existen otros bancos de plazas que estarían probablemente interesados en los negocios del movimiento de activos.
Todo esto es un hecho fáctico, real, concreto, cierto. Lo único que se abre como interrogante es que algo están escondiendo, algo no quieren que se sepa o algo es extraordinariamente dudoso y turbio, que se quiere de culpar a otros de una situación que desde hace bastante tiempo viene afectando a la fama y a la reputación del Paraguay en su conjunto. Esto es lo que nos puede terminar condenando a una situación menor de confiabilidad en el examen de Gafilat; ya ni decir de lo que eso representa en términos económicos para el deterioro de nuestras instituciones, la alta corrupción y también el comercio ilícito que se presta para todo tipo de cuestiones en el país y en el mundo.
Es hora de poner las cosas en orden y, especialmente de transparentar lo que supone ser uno de los grandes negocios que los últimos diez años ha generado un verdadero terremoto que la pobre política paraguaya.