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Las antiguas formas de violencia que persisten

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El fenómeno del acoso sexual o laboral, aunque diferentes tienen aspectos en común. Ambos pueden ser considerados además de violencias también conductas de discriminación hacia la mujer por su condición de tal, aunque también se da de mujeres a hombres.
 Dra. Raquel Iglesias,
Psicóloga, Investigadora
 

Lamentablemente, aún persiste una invisibilidad social y además simbólica de estas formas de violencia, que la naturalizan aún inconcientemente, porque forman parte de una estructura social, que mediante la naturalización sostienen y sustentan las discriminaciones contra las personas víctimas de acoso y abuso, aunque aún las mujeres son mayormente las víctimas. El acoso y el abuso sexual son vistos como potencia de la masculinidad.

Mientras que el acoso sexual se caracteriza por insinuaciones de carácter sexual indeseada, no solicitada, cuyo objetivo es intimidar, coaccionar o humillar a un/a trabajador/a que generalmente se da en un contexto de poder que ejerce el acosador hacia su “presa o victima”.
No se debe creer que solamente ejerce poder un superior, según la situación una persona que se encuentra en el mismo nivel o posición podría tener una forma de poder.
El acoso laboral se caracteriza por actitudes o conductas de hostigamiento, psicológico y físico; persecución para generar malestar, miedo, incomodidad tiene el objetivo de la renuncia o traslado del/la víctima. Ambos se caracterizan por: abuso de poder, humillaciones, intimidación, ambiente hostil, generar
miedo e incertidumbre que afectan a todo el clima laboral.
Es importante considerar que se dan tanto en el sector privado como público. Probablemente en el sector público esté más naturalizado, confundiéndose con conductas “de galanterías”, o el precio para conseguir un mejor puesto o mejor salario, o quizás solo se conoce más justamente por ser del ámbito público.

Algo que pasa desapercibido y está aceptado en el sector público como práctica natural es el “freezer”, dejar sin funciones a un funcionario/a, cuando deja un cargo. Además de ser un maltrato, es violencia laboral dado que provoca humillación, degradando al trabajador/a.

Es además un mal uso de los recursos humanos que muchas veces han recibido capacitaciones. Además es una falta a lo dispuesto en la Ley 1626/2000 de la Función Pública, para los casos que hayan ocupado cargos.
Tanto el acoso sexual y laboral, son conductas discriminatorias hacia el otro, sea por su género, por conceptuar a la víctima en una posición ya sea de inferioridad económica o social.
El acosador/a siempre se piensa en una posición de superioridad con respecto a su víctima. Cito a continuación datos de documento de la OMS,2013: La violencia sexual, incluido el acoso sexual, ocurre con frecuencia en instituciones supuestamente “seguras”, como las escuelas, donde algunos de los agresores incluyen compañeros o profesores.
En estudios provenientes de diversas partes del mundo, con inclusión de África, Asia meridional y América Latina, se ha documentado que proporciones sustanciales de niñas dicen haber sufrido acoso y abuso sexuales en camino hacia la escuela o de regreso de esta, o bien en instalaciones de la escuela o la universidad, incluidos baños, aulas y dormitorios, y que los perpetradores eran compañeros o profesores.
 
EFECTOS
Recién hacia 1990, varios más de 10 países de América Latina y el Caribe, cuentan con regulaciones legales contra el acoso sexual (algunas como ley especial, otros como delito tipificado en los códigos penales, o como parte de las leyes de protección integral contra la violencia), no obstante, de acuerdo
al Observatorio de Igualdad de la CEPAL (2016) : “a más de 20 años de las primeras leyes, persiste un insuficiente desarrollo de protocolos para la denuncia, fiscalización y seguimiento de los casos, así como la producción de conocimiento en relación al fenómeno”.
Es muy difícil que las denuncias se hagan, porque está el riesgo de la pérdida del empleo o el estigma que significa quedar expuesto. Aunque existen protocolos para el sector público y también el privado, han habido casos de
denuncias que fueron muy públicos y se pudo ver la revictimización que sufre el/la denunciante.
En la gran mayoría de los casos las víctimas optan por retirarse, renunciar, debido a todo lo que significa radicar una denuncia y su largo proceso. Creo que una forma de prevenir es promoviendo una cultura organizacional que abiertamente rechaza las conductas tanto de acoso sexual como laboral, en donde una persona con estas conductas sepa que no tendrá ningún amparo.

Las instituciones que orientan y protegen ante estos hechos son el Ministerio de la Mujer, la Secretaría de la Función Pública, el Ministerio de la Defensa Pública, la Fiscalía y la Policía Nacional.
Los efectos en las víctimas pueden ser muy devastadores, no solo para las víctimas sino además para su entorno más cercano. Van desde renuncia o pérdida del empleo, estrés postraumático, depresión, y en casos más graves
hasta el atentar contra la propia vida (suicidio).
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 Un estudio representativo (en línea) de estudiantes de escuelas medias y secundarias de los Estados Unidos, de un entorno de ingresos altos, constató que la mayoría de las 1.002 niñas encuestadas dijeron haber sufrido alguna forma de acoso sexual en la escuela durante el año escolar 2010-2011.
Las investigaciones sobre acoso sexual en el lugar de trabajo están en sus comienzos, pero los estudios iniciales indican que el problema está muy difundido, especialmente porque más mujeres se incorporan a la fuerza laboral.
Las encuestas han revelado que de 40% a 50% de las mujeres en la Unión Europea informan sobre alguna forma de acoso sexual o comportamiento sexual no deseado en el lugar de trabajo.
Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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22-11-24