Tras el retorno a las clases presenciales, aparentemente, la violencia se instaló en las comunidades educativas. Episodios de bullying y amenazas aterrorizaron a la población, que no se preocupó anteriormente por la salud mental de niños, niñas y adolescentes, que deben convivir en un contexto social violento, alertó Luis Ramírez, psicólogo y orientador educacional.
“Es muy difícil de entender lo que pasa hoy en día. Todo esto es la sumatoria de una complejidad de acciones, donde uno de los elementos principales es la cantidad de violencia que consumimos como ciudadanos, no solo los chicos”, mencionó en una entrevista para radio La Unión.
Este contexto violento no solo se reproduce en los medios de comunicación o los tecnológicos virtuales, sino que ya se forja en los primeros vínculos que desarrolla el niño, enfatizó Ramírez.
“Hoy consumimos mucha violencia. La primera muestra que es insignificante o que no se ve es cuando, por ejemplo, le niego a una persona su capacidad o su ser. No le reconozco como tal. Si mi hijo sueña con ser futbolista, le obligo a ser médico. En estos actos cotidianos ya surge la violencia”, añadió.
Cuando los episodios violentos se van forjando en los vínculos, resulta aún más complejo el desarrollo de la construcción personal de un niño o un adolescente, apuntó el psicólogo y orientador educacional.
En esta misma línea, Ramírez añadió que la violencia en los vínculos también está marcada por la indiferencia o no saber reconocer las necesidades de los niños, niñas o adolescentes.
“Todos estamos muy ajetreados o metidos en nuestras cosas y hemos establecido una relación de convivencia familiar escolar y de trabajo, basada exclusivamente en resolver la necesidad pragmática de lo cotidiano, qué es educar, cuál es la educación que hoy requerimos. Esa es la incógnita actual. Incluso, el proceso educativo y las escuelas caen en un modelo de instrucción, en donde no se contempla esa calidad del vínculo”, afirmó.
EVOLUCIÓN
En la actualidad, más allá de los golpes, los estudiantes utilizan recursos mucho más sofisticados cuando quieren causar daño. Esto se debe, en parte, al gran volumen de información que tienen disponible en la red, alertó Ramírez.
“Ahora en vez de ir y pegarse, la gente utiliza recursos mucho más sofisticados y tecnológicos. No obstante, en el fondo se mantiene la misma esencia: no hemos avanzado en una construcción de sociedad. Los paraguayos tenemos que trabajar mucho en lo que es salud mental, no hemos construido una sociedad de diálogo, en donde podemos intercambiar, sino un espacio muy autoritario, lleno de imposiciones”, analizó.
Además de cuestionar qué sucede con los niños o adolescentes, se debe examinar qué le está “pasando” a toda la sociedad, opinó el psicólogo.
“Realmente tenemos que mirar qué nos está pasando a todos: adultos, padres, educadores. La educación es el resultado de la convivencia. Si tenemos valores basados en el autoritarismo, estamos enseñando un estilo de vida autoritario”, recalcó.
En este modelo social, con un mundo completamente globalizado, resulta más sencillo que los menores puedan reproducir experiencias de otros puntos del mundo, consideró Ramírez.
“La clave hoy está en sentarse, acompañar. Hoy Internet es esa avenida en la que le tenemos que tomar de la mano a los niños para cruzar”, concluyó.