La reciente reimposición del velo integral en Afganistán rompió con las esperanzas de un Gobierno talibán tolerante hacia las mujeres y supuso el quiebre definitivo de 20 años de derechos femeninos en el país, suprimidos poco a poco por los fundamentalistas a partir de su llegada al poder en agosto pasado y más radicalmente desde que la comunidad internacional concentra su atención en la guerra en Ucrania.
La orden para que las mujeres cubran por completo su cuerpo y rostro en público fue decretada hace una semana por el líder supremo talibán, Hibatullah Akhundzada, quien consideró al burka -que solo tiene una mirilla a la altura de los ojos- como la opción más adecuada, al tiempo que instó a las afganas a «mejor» quedarse en sus casas.
En caso de incumplimiento, la norma sostiene que los guardianes varones serán reprendidos por las autoridades y podrían incluso ser encarcelados, mientras que las empleadas públicas serán despedidas.
Una decena de mujeres, la mayoría con la cara descubierta, se atrevieron a protestar en las calles de la capital contra la medida, pero enseguida fueron dispersadas por los fundamentalistas islámicos. (Agencia IP)