El consumo a gran escala de ostras no comenzó en América y Australia con la llegada de los europeos. Los pueblos indígenas ya cosecharon estos bilvalvos en grandes cantidades durante miles de años, pero lo hicieron de forma sostenible.
Los grupos indígenas de Norteamérica y Australia comían inmensas cantidades de ostras de una manera que no parecía causar el sufrimiento y la caída de las poblaciones de bivalvos. La investigación sugiere que el estudio de esas antiguas pesquerías ofrece ideas para ayudar a restaurar y gestionar las actuales.
Los pueblos indígenas tenían una relación con esta especie y la entendían lo suficientemente bien para utilizarla como parte de sus prácticas culturales y de subsistencia. Los pueblos indígenas tienen mucho que ofrecer en cuanto a cómo relacionarse con este recurso natural de forma sostenible.
Pero con la llegada de los europeos y sus pesquerías comerciales, se arrasaron rápidamente enormes cantidades de ostras hasta llegar al hundimiento de sus poblaciones, unido a la alteración del hábitat, las enfermedades y las especies introducidas. Sin embargo, las pesquerías indígenas que precedieron a las de los colonos europeos se mantuvieron durante miles de años de forma sostenible.