Una crisis sin precedentes se gestaba en China Continental durante el mes de diciembre de 2019, cuando se empezaron a reportar cuadros de neumonía grave, sin un origen identificado. Occidente aún no podía adivinar la catástrofe sanitaria que se avecinaba. Lo que parecía en ese entonces una epidemia del “nuevo coronavirus” rápidamente se propagó por todo el mundo, convirtiéndose en una pandemia.
El 7 de marzo de 2020 el Ministerio de Salud confirmó el primer cuadro de Covid-19. Tras el reporte de nuevos casos e iniciando ya un confinamiento estricto, específicamente el 16 de marzo, autoridades nacionales decretaron una “emergencia sanitaria” para el país, en medio de la incertidumbre.
Con dicha declaración, surgió la obligatoriedad de utilizar tapabocas para prevenir los contagios. Además, las clases escolares, universitarias y de otra índole quedaron oficialmente confinadas a los hogares, sin considerar el porcentaje de familias que podía acceder a aparatos electrónicos y una conexión a Internet. Se determinaron restricciones para el desplazamiento y la actividad comercial y, a la vez, limitaciones en el aforo de eventos.
Las empresas también optaron por la modalidad del “home office” y, repentinamente, hasta las fiestas de cumpleaños se celebraron a través de una pantalla, en interminables “videollamadas”.
En medio del descenso abrupto de los casos de Covid-19, el pasado lunes finalmente se derogó la emergencia sanitaria.
La utilización de mascarillas dejó ser ser una obligación para convertirse en una recomendación, especialmente en las instituciones educativas, el transporte público y los servicios de salud.
El Covid-19 dejó “valiosas lecciones” al Paraguay, coinciden especialistas de diferentes ámbitos.
PRECARIEDADES
DEL SISTEMA
El doctor Fernando Galeano, presidente de la Sociedad Paraguaya de Infectología, valoró entre las lecciones más destacadas de la pandemia que hábitos comunes como el lavado de manos y la utilización del tapabocas, pudieron “salvar vidas”, pero no solo de los alcances del Covid-19, sino también de otros cuadros respiratorios y gastrointestinales.
“La higiene correcta, el buen lavado de manos, la vacunación y el agua potable fueron las tres medidas más importantes en la historia de la humanidad, que salvaron millones de vidas. La pandemia deja una reflexión muy importante de volver a concientizarnos sobre qué tan importantes son estas prácticas. Algo tan simple como el lavado de manos evitó en estos años una epidemia de influenza. En niños, tuvimos muchísimos menos casos de diarrea”, resaltó.
En relación al uso de tapabocas, el infectólogo recordó que esta medida es muy efectiva cuando hay epidemias de cuadros respiratorios, especialmente en el invierno.
“Otra cuestión que aprendimos es la importancia de la vacunación. Cuánto cuesta desarrollar una vacuna y qué tanta necesidad puede haber de un biológico contra una enfermedad. Esto es para valorar su existencia”, indicó.
A su vez, Galeano sostuvo que la pandemia encarnó la necesidad de invertir en la salud. “Nuestro sistema de salud no es lo suficientemente grande o fuerte para poder sostener a todas las necesidades de la población. En medio de la falta de medicamentos, se vio qué tan grave puede ser una enfermedad y qué tanto puede consumir recursos. Mostró todo lo que aún hace falta en este ámbito”, recalcó.
Por otra parte, el presidente de la Sociedad Paraguaya de Infectología hizo énfasis en que la pandemia aún no terminó. “El coronavirus se va a quedar como un virus estacional, como un virus permanente, pero con un potencial de crecimiento muy rápido como demostró”, afirmó.
EMPRENDEDORES,
VÍCTIMAS
DE LA PANDEMIA
Con las restricciones impuestas al sector comercial y las limitaciones en el desplazamiento, que se fusionaron con la crisis económica, la pandemia resultó una “una época extremadamente dura para todos los emprendedores”, recordó Bruno Defelippe, presidente de la Asociación de Emprendedores del Paraguay.
“Bajo toda esa presión y el estrés por el riesgo de vida, muchísimas empresas estuvieron al borde del colapso. De hecho, muchas otras tuvieron que cerrar. La gente perdió su empleo y su emprendimiento. Hay personas que perdieron ahorros de toda su vida para poder tratar de sostener su microempresa, pero que igual no pudo sostenerse. Fue un trajinar muy doloroso”, señaló.
Pese a que la recuperación aún no se siente en el sector de las pequeñas y medianas empresas (pymes), la crisis sanitaria brindó grandes aprendizajes, refirió Defelippe.
“En primer lugar, ayudó a reconocer que las pymes y los emprendedores como lo que somos: el motor de la economía. Eso hizo posible que podamos unirnos para también llegar a las autoridades y plantear las necesidades que teníamos como sector, de modo a que sea más fácil emprender en Paraguay”, explicó.
Asimismo, el presidente de la Asepy resaltó que durante la pandemia se implementaron mecanismos como el subsidio por desempleo o suspensión laboral, que fue otorgado por el IPS. “Esperamos que estas iniciativas se transformen en una reforma de previsión social. El seguro al desempleo es un tema muy importante”, observó.
En esta misma línea, Defelippe señaló que durante el momento más álgido de la pandemia, el Fondo de Garantías del Paraguay (Fogapy) permitió que unas 25.000 empresas lograran acceder a un crédito para sostenerse.
“Esto es algo que tiene que permanecer y seguir creciendo. Por primera vez, las pymes pudimos acceder a créditos de largo plazo, de interés bajo, incluso con periodos de gracia. Ese es el tipo de créditos que le sirven a las pymes para poder crecer”, puntualizó.
SECUELAS
EDUCATIVAS
Luis Ramírez, vicepresidente de la Asociación de Instituciones Educativas del Paraguay, explicó que en términos de “pérdidas” Paraguay no sufrió tanto impacto en el ámbito educativo debido a que el “nivel de la educación nunca fue bueno”.
Así, aunque Ramírez resaltó que la pandemia colaboró con la inserción de la tecnología en la formación, las secuelas del encierro se reflejan principalmente en el ámbito social y psicológico.
“En un mundo virtual, formar una identidad cuesta muchísimo. También se pierde la noción del tiempo y del espacio y todo el desarrollo del proceso de vinculación con otro que es la socialización. Todo esto se perdió. Este es un año que tiene connotaciones emocionales muy fuertes y desequilibrantes. Ahora, se ve el declive con mucha fuerza en depresión. Ese es el punto más crítico y difícil”, opinó.
Finalmente, el vicepresidente de la Asociación de Instituciones Educativas del Paraguay expusó que se debe trabajar de manera urgente en una “reinversión social y reelaboración de los saberes sociales. Eso es lo más importante hoy y también una reelaboración de los saberes emocionales, especialmente en el manejo de la emoción de cada individuo. Tenemos que darnos tiempo y espacio para este trabajo. Esa es una tarea fundamental hoy para la escuela”.
