En vez de juicio político, los diputados montaron un circo de cuarta
Unos por torpeza y otros por deliberada vileza, todos, en alegre y bullanguero corso, se encargaron de mandar al cesto de papeles el juicio político a Sandra Quiñónez, Fiscal General del Estado.
Los diputados prefirieron, en cambio, montar un circo de cuarta.
Tras una farragosa y aburridora exposición de la diputada Kattya González, la mayor parte de los legisladores se retiró del recinto dejando sin quorum la sesión que, a partir de allí, se transformó en un conversatorio de tema único: defender a la fiscala.
Lo que debió ser una sesión para aprobar o rechazar el libelo acusatorio fue convirtiéndose en una patética sucesión de discursos en su mayoría farfullados a medio castellano, llenos de lugares comunes, pases de facturas políticas y desbarranques temáticos. Como ya no era necesario rebatir argumentalmente la presentación, se escucharon condenas al crimen organizado, reportes de visitas de campanillas a la fiscala general, denuncias sobre el encarecimiento de la canasta familiar, que al pueblo ya se le da sólo circo sin pan, toda una cháchara de pésimo gusto.
El mamarracho contó con la complicidad del presidente de la Cámara, quien debió levantar la sesión de inmediato al no haber quorum. Pero como el desorden favorecía a los defensores de la fiscala, dejó pasar ese pequeño detalle y permitió que la farsa siguiera ya que los que aún estaban sentados en sus curules eran del mismo palo. Algunos hasta se dieron el lujo de indignarse ante la actitud de los honorables fugitivos a quienes llenaron de burlas y marcantes ofensivos.
Así se completó una de las plenarias más vergonzosas de que se tenga memoria en la era democrática. Los impulsores del juicio político no tuvieron la valentía ciudadana de quedarse a afrontar las consecuencias de sus propias acciones. Quedó claro que apenas les dio el cuero para tirar la piedra y hacer mutis por el foro. Este verdadero libelus interruptus pasará a la historia como una de las chapucerías más flagrantes perpetrada por políticos improvisados, algunos de los cuales tienen el tupé de candidatarse al cargo mayor de la República.
Si había alguna posibilidad de llevar a término el juicio político a la Fiscal General Sandra Quiñónez, los diputados se encargaron de enterrarla bajo montañas de mala praxis parlamentaria.
Hay fiesta en el edificio de Chile e Ygatimí.
No es para menos.
