Seprelad habla en su lenguaje y la US Embassy se viene con todo
“Sobre Horacio Cartes no podemos dar datos”. La frase del jefe de la SEPRELAD habla por sí misma pese a su tono negativo. Una cosa es decir “sobre Horacio Cartes no tenemos nada” y muy otra “no podemos revelar información”. El aserto se vuelve más elocuente cuando afirma que “…podemos exponernos a sanciones penales… no debemos hablar sobre sujetos específicos… estamos remitiendo todas las informaciones…”
A buen entendedor, silencios elocuentes y negativas confirmatorias. Estas expresiones secas y cortantes se producen en medio de un carrusel de hechos que van persiguiéndose unos a otros. Giuzzio abre la caja de Pandora, dispara contra Horacio Cartes y sacude el avispero. El cartismo responde intentando un juicio político al ministro lenguaraz en una movida tan torpe como desesperada. Nadie emprende en el Congreso una aventura semejante sin votos que le aseguren el éxito.
Acorralada también, la Fiscalía General asume que la pelota le está picando en el área chica y decide patearla. ¿Al arco, al córner, a las graderías? Ya se verá, aunque no hay mucho tiempo para dilaciones porque el árbitro le está respirando en la nuca. Es la US Embassy que, en medio de este clima cada vez más espeso, se fabrica una buena excusa para visitar al Presidente de la República y anunciarle que el flamante embajador está al caer. Mark Ostfield, que así se llama, había dicho ante el Senado de su país el 5 de agosto pasado, durante la sesión confirmatoria: “…Paraguay debe continuar sus esfuerzos para erradicar la corrupción y la impunidad, aumentar la transparencia y la integridad judicial”. Y fue aún más específico: “Estados Unidos apoya estos objetivos con 44 millones de dólares en fondos de USAID durante cinco años. Si me confirman, daré prioridad a la lucha contra la corrupción y aprovecharé herramientas como la sección 7031 (c) de la Ley de Asignaciones de 2019 que los secretarios Blinken y Pompeo han utilizado para designar a funcionarios paraguayos corruptos”.
El círculo se cierra. Washington juega duro y está claro que a ningún protagonista de campanillas de la política local, sea ministro, legislador, juez, fiscal o mandatario le gustaría figurar entre los “designados” que el ex ombudsman del Departamento de Estado podría traer en su valija diplomática.
Al fin y al cabo, ¿Quién pondría en riesgo sus vacaciones en Miami?