En un informe denominado “Confianza. La clave de la cohesión social y el crecimiento en América Latina y el Caribe”, publicado por el BID, se detalló el nivel de confianza otorgado por los latinoamericanos a sus autoridades; entre ellas, la policía es una de las figuras que se encontraron dentro de la encuesta y la confianza brindada a la misma es muy baja a nivel regional.
Paraguay es uno de los países que conforman la lista y, teniendo en cuenta los datos proporcionados por el BID, la probabilidad para que un paraguayo denuncie un delito es casi del 0,7 frente al 0,6 de desconfianza para realizar una denuncia.
Honduras se destaca como el país con mayor desconfianza, con un 0,4 de probabilidad para no acudir a la policía, frente a un 0,6 para hacerlo; Brasil se destaca con el 0,6 frente al 0,7; Uruguay el 0,5 frente al 0,7; Perú 0,5 frente a 0,6; y Bolivia 0,4 frente a 0,5.
Según el BID, la confianza en la policía está claramente correlacionada con la confianza en el sistema judicial, pero en mucha menor medida que la confianza en otras personas. La probabilidad de denunciar un delito entre quienes no confían en la policía es solo de 0,48, en comparación con 0,59 entre aquellos que sí confían en la policía.
Como se sostiene en el estudio, la confianza en el gobierno y en sus organismos depende de la capacidad de los ciudadanos para exigir que esas instituciones rindan cuentas. Dicha rendición no es posible si las personas desconfían entre sí y no pueden actuar de manera colectiva.
Dr. Juan Martens
DATOS SIMILARES
Para el Dr. en Criminología por la Universidad de Barcelona, Juan Martens, los datos proporcionados por el BID coinciden con la recopilación de datos llevada a cabo por la organización de la cual forma parte: Encuestas Nacionales de Victimización (ENV).
“Nuestra encuesta demostró que la Policía Nacional no solo es más corrupta, sino también la menos confiable y de ese modo se observa una correlación entre ambos estudios”, destacó el Dr. Martens.
En la ENV, publicada en el 2017, más del 50% de la población nacional manifestó que la Policía Nacional era poco o nada confiable. Por regiones, en Asunción, era el 60% de la población que indicó la postura mencionada, mientras que en Central, se trataba del 57,1% y en la zona sur del país las cifras llegaron a 65,8%.
En ese sentido y teniendo en cuenta los informes del BID, pareciese que los datos no han mejorado en lo absoluto, pues cada vez las personas mantienen un nivel de confianza más bajo en la policía a la hora de esperar la resolución de los delitos denunciados.
Según el Dr. Martens, las principales consecuencias se observan a la hora de realizar las denuncias debido a la falta de confianza, pues solo 3 de cada 10 delitos son denunciados, lo que implica que el 70% de estos quede en la cifra oculta. Esto se interpreta como que la policía es incapaz de resolver los inconvenientes y la ciudadanía cuestiona de qué sirve realmente acudir a dichas autoridades.
Así también habló de otro componente resaltante: la falta de eficiencia y profesionalismo imperantes en la Policía Nacional, pues el ascenso de los mismos se realiza por año de servicio y no por sus capacidades. La mayoría de los efectivos policiales van cambiando de rango, pero no porque estén lo suficientemente aptos para ello.
¿CIFRAS MÁS ALTAS?
El Dr. Martens explicó que no se puede determinar el nivel de desconfianza actualmente, sin el tipo de delito que se está padeciendo, el sexo, la edad, entre otras condiciones. Nuestro país cerró el 2021 con una alta cifra en homicidios, en relación con el 2020, mostrando 7 asesinatos por 100 mil habitantes a nivel nacional.
“Entre la cifra, Amambay sigue con un porcentaje muy alto, con 8 sicariatos en la zona y lo mismo ocurre en otros pasos fronterizos. Sin embargo, si nos enfocamos en delitos en la propiedad, los mismos son mucho más altos; por ello, la variable depende del qué y del dónde”, indicó el experto.
El mismo agregó que desde el punto de vista de asesinatos, aún estamos entre países seguros, pero no así para hurtos y robos, dentro del cual se observa una pandemia y eso repercute en que la policía se vea como un cuerpo ineficiente y, por ende, se genere una mayor desconfianza en dichos trabajadores.
“La gente sabe que si recurre a la policía no tiene mucho sentido, pues ellos solo resuelven casos de flagrancia o que implican a delincuentes muy duros, sin aplicar una capacidad de complejidad en el análisis de los delitos”, determinó el especialista.
