A dos años del accidente contra Juan Manuel Teixidó, Pablo Ferreira, el hijo del exdirector de la Ande, sigue desviando el peso de la justicia aplicando diversas chicanas para dilatar su caso. Sin culpa ni pena, el joven Ferreira evita toda la fuerza de la ley.
El domingo 6 de enero del 2019, Juan Manuel Teixidó y otro ciclista sufrieron las consecuencias de la inconsciencia puesta al volante, pues un conductor en estado de ebriedad terminaría por embestir a ambos a la altura del kilómetro 48 de la avenida General Higinio Morínigo de la ciudad de San Bernardino.
El responsable del accidente fue Pablo Ferreira, hijo del exdirector de la Ande, Pedro Ferreira. El joven de 29 años había dado positivo a la prueba de alcotest realizada posterior al accidente, lanzando un resultado de 0,27 mg/l. El control fue realizado tres horas después del hecho, cuando los policías lo trasladaron para comprarle el desayuno.
De acuerdo a las declaraciones de Teixidó, en todo momento Ferreira se comprometió a hacerse cargo del accidente provocado, asumiendo la responsabilidad del mismo. Sin embargo, a dos años de lo ocurrido, una sentencia que ponga punto final al caso sigue ausente y el joven se resguarda a través de las chicanas que pueden seguir dilatando el dictamen de la justicia.
EL CASO
En el primer juicio, llevado a cabo en marzo del 2020, Pablo Ferreira fue condenado a siete meses con reglas de conducta de un año, es decir 7 meses de pena privativa de libertad, con suspensión del cumplimiento de la prisión, otorgándole reglas de conducta por un año.
No obstante, la abogada de Teixidó, Teresa Servín, comentó que la contraparte apeló la sentencia y cuando se hace la verificación del primer juicio, la defensa de Ferreira termina favorecida con la anulación luego de comprobarse que en un primer punto, se cometió la negligencia de presentar la sentencia, sin el acta del juicio.
“Obviamente es un golazo para la contraparte, al tomar eso como un error. En ese sentido, tenemos dos posturas: una parte de la Corte dice que no anula porque ellos igual se dan por enterado de todo y la otra parte dice que sí se debe anular, entonces es complicado cuando tenemos disparidad de jurisprudencia”, comentó la abogada.
Finalmente se consiguió la anulación de la sentencia y que el caso se vuelva a estudiar; el nuevo juez fijó un tiempo prudencial para volver a llamar a los testigos y de ese modo empezó otro proceso de estudio.
“La contraparte vuelve a suspender porque el señor Ferreira tenía un contrato laboral que debía cumplir en Uruguay. Se fija el estudio para el 29 de noviembre y se vuelve a presentar un pedido de suspensión alegando que el señor Ferreira no consiguió pasaje para la fecha y pasa nuevamente para el 3 de diciembre”, citó Servín, comentando los periplos legales.
Sin embargo, el 3 de diciembre se vuelve a solicitar el pedido de reposición porque la defensa no se encuentra lo suficientemente preparada, quedando de este modo nuevamente pausado el estudio del caso para que vuelva a tratarte el este viernes 17.
“Esto en realidad es una chicana permitida por el código, siempre lo digo de esta manera porque no es ilegal, pero es una chicana pues solo busca retrasar constantemente el proceso del juicio, pues no se presentan nuevas pruebas, testigos ni nada”, determinó.
Al respecto, explicó que cuando hay apelaciones de por medio, la sentencia anterior obviamente queda suspendida y una vez anulado el primer juicio, se vuelve prácticamente inexistente. Entonces, lo único que queda es volver a empezar.
“Esperamos nuevamente que sea condenado, inclusive que sea condenado por el máximo del hecho punible, que es un año. Aquí, se puede suspender el cumplimiento de la prisión preventiva, entonces él sería sometido a reglas de conducta durante el tiempo que el juez decida”, concluyó. La medida que más le perjudicaba a Pablo Ferreira era la prohibición de manejar cualquier vehículo automotor por el plazo de un año antes.