Una delegación de los talibanes concluyó este domingo dos días de reuniones con representantes de la Unión Europea (UE) en Catar, como parte de los esfuerzos de los fundamentalistas por mejorar sus relaciones con la comunidad internacional y lograr la retirada de sanciones económicas.
La discusión se centró en la situación política del país asiático desde que los talibanes se hicieron con el control de Kabul el pasado agosto, así como en los problemas económicos que atraviesa Afganistán, dijo el ministro de Asuntos Exteriores afgano y líder de la delegación talibán en Doha, Amir Khan Muttaqi, en declaraciones a la cadena de televisión local Ariana News.
“En los últimos dos días mantuvimos reuniones con una delegación de la Unión Europea, y mañana y pasado mañana nos reuniremos con la delegación estadounidense para tratar el desbloqueo de los activos bancarios, la ayuda humanitaria y la reapertura de embajadas en Kabul”, dijo Muttaqi.
Los talibanes afirmaron previamente a los encuentros que las charlas se centrarían también en la implementación del acuerdo de Doha de 2020, así como en preparar el terreno para mejorar las relaciones bilaterales.
El acuerdo de Doha firmado en febrero del año pasado entre EEUU y los talibanes fijó la retirada estadounidense de Afganistán, que se produjo finalmente poco antes de la medianoche del pasado 31 de agosto, quince días después de la entrada de los talibanes en Kabul.
El portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Ned Price, anunció esta semana que el representante especial de Estados Unidos para Afganistán, Thomas West, se reuniría con los talibanes en Doha.
Washington ha marcado como prioridad la lucha contra el terrorismo, el paso seguro para los ciudadanos estadounidenses y para los afganos con quienes tiene “un compromiso especial”, así como la asistencia humanitaria y la situación económica del país.
La crisis humanitaria de Afganistán comenzó a escalar a niveles sin precedentes tras la llegada de los talibanes al poder el pasado 15 de agosto, producto de las sanciones económicas internacionales y de Estados Unidos para impedir el acceso de los líderes islamistas, varios de ellos considerados amenazas globales, al sistema financiero internacional.
Esto secó de inmediato las arcas del país y los fondos destinados a mantener funcionando el sistema sanitario y la distribución de ayuda humanitaria a este país devastado por décadas de conflicto.
EFE