La Bretaña es un territorio que queda a contramano de los circuitos turísticos. Para un país como Francia que dobla su población turística con la cantidad de habitantes habituales hay que pasar por esos territorios donde la historia tiene forma de piratas, valientes defensores de la libertad y ese imponente monasterio de Saint Michel cuyas mareas bajas y altas despiertan la curiosidad del turista que lo ha convertido en un sitio de peregrinación.
Pero a la Bretaña y Normandía hay que ir. No es de los territorios de paso para los visitantes que cada año hojean la historia de un país lleno de ella. Tiene un presidente joven: Macron que podría ser reelecto por otro período en los comicios de abril próximo y cuya agenda está dominada por el covid que se ha cobrado miles de víctimas especialmente en la población mayor.
El gobierno es estricto con las medidas sanitarias y debe enfrentar la manifestación de quienes creen que obligar a la inoculación es un atentado a sus libertades individuales más profundas. La energía es cara y el mal humor aumenta por consiguiente.
La población joven tiene pocos estímulos de vida y se promueve el gasto en la cultura con un subsidio que solo debe gastarse en ese tipo de actividades. Los mileuristas abundan en cantidades notables en un país cada vez más caro y con grandes dificultades para ganarse la autonomía. La población mayor sigue creciendo y la seguridad social debe adaptarse a la longevidad de ella que tiene que ser sostenida por el aporte de todos.
Los migrantes, especialmente, los de origen musulmán generan tirria y mas luego de los atentados que tuvieron repercusión mundial. La publicación de Charlie Hebdo que satirizó al profeta Mahoma sigue editando pero desde una una redacción desconocida. Los de origen árabe son más de 5 millones y siguen buscando alcanzar estas tierras que están además unidas a la historia colonial protagonizada por este país a lo largo de los tiempos.
Saint Malo es una ciudad fortificada en la Bretaña costera. Sus muros imponentes cuidan el interior de una ciudad que muestra su opulencia pasada. Fue el sitio de los piratas y de los esclavistas. Hoy solo hay una parte de la historia que vuelve en forma de migrantes y pesadillas. No es fácil para un país que vive en la modernidad con sus trenes de alta velocidad que devoran distancias en minutos o que tiene el sistema de energía nuclear más complejo y amplio del mundo tener que lidiar con el peso de la conciencia.
Fuertes contradicciones
Francia busca resolver sus problemas sociales y económicos de la manera mas dialogada posible pero le surgen en el camino “los chalecos amarillos «que se manifestaron violentamente al inicio por algo sencillo como el mecanismo de control de las emisiones de carbono pero que luego fueron abarcando temas sociales, económicos y políticos que estaban escondidos bajo la alfombra. La violencia fue la constante y aunque pareciera haberse saldado el problema de momento, el malestar sigue latente y solo espera el momento para emerger.
El Mont Saint Michel emerge como una metáfora. Es el sitio más visitado de Francia en la Normandía francesa que con sus mareas altas y bajas constituyen la clara descripción de los ritmos de este país que constituye una de las 10 grandes economías mundiales.
La imponente estructura se vuelve isla con la marea alta y permite acercarse a ella cuando la misma marea baja y decenas de personas caminan en sus arenas movedizas. Un hato de ovejas pasta en la brotante vegetación y hacen de su carne una de las delicias del consumo gastronómico local lleno de crepes y otros platos típicos.
Las grandes marcas de perfumería, la moda, la mayor colectividad judía fuera de Israel hacen que París con lluvia y frío sea parte de la cotidianidad de este país cuyo mayor producto de exportación sigue siendo su historia y su lugar en la misma cultura del occidente.
En el cementerio de Saint James quedaron 4.200 americanos muertos en la invasión por las playas y acantilados de Normandía en la Segunda Guerra Mundial. Hacen parte de los 260 mil muertos del lado de los Aliados y mas de 400 mil alemanes. Aquello fue una masacre pero era la única manera de liberar a Paris y la pesadilla nazi.
Demasiada historia sobre los hombros de todo un país. El monumento a los inválidos donde está la tumba de Napoleón luce iluminado en un país con muchas sombras y angustias con las que tiene que lidiar en un presente cargado de historia.