Ariel Ruíz Díaz, de 27 años, es una persona no vidente, para él, la discriminación es una batalla que se libra diariamente con la conciencia de la gente. El joven es candidato a concejal por el partido Patria Querida y reconoció que en el país falta mayor educación en temas de inclusión social.
“En el centro tenés autos estacionados en las veredas, las rampas que no están construidas como deberían o no se saben utilizar, y después están los edificios, que cada uno es un mundo aparte”, aseguró.
Expresó que el Paraguay tiene muchísimas leyes sobre inclusión, pero la infraestructura no mejoró para nada. Sí hubo ciertos avances, pero no se mantuvieron. Recordó que “hubo un plan piloto de poner un semáforo sonoro sobre la calle aviadores del Chaco, eso se sacó. Hay una gran deuda pendiente en cuanto la inclusión tanto de nuestra ciudad y como del país en sí”, manifestó.
Declaró dentro de todo, él es una persona privilegiada. “Tengo una formación universitaria, trabajo en lo que me gusta, pero esa no es la realidad de la mayoría de las personas con discapacidad. La cantidad de dinero que tengo que gastar en movilidad, es terrible, debido a que me muevo en Uber, Bolt o Muv porque me es más seguro, y la mayoría de las personas con discapacidad visual se mueven en colectivo y solas”, comentó.
Afirmó que en esas condiciones, a una persona con discapacidad visual le puede pasar de todo. “Podés perderte, caerte en un alcantarillado, chocar contra un árbol, llegar tarde a tu trabajo, etc. Y en el caso de las personas con discapacidades físicas, no se pueden mover sin ayuda”, contó.
“Siempre le digo en broma y en serio a la gente, ser ciego es caro” sostuvo.
El joven mencionó que él intenta siempre comprar de forma online. “Hay diferencias entre la discapacidad física y la visual. La discapacidad visual requiere muchísimas adaptaciones, más allá de la rampa. Para atender a una persona ciega, los empleados deben estar capacitados.”, mencionó.
Ejemplifico sus dichos con el caso del post (las tarjetas de crédito). “Ahora son todos táctiles y si uno va solo a un lugar, no va a saber usarlo y generalmente el empleado no está capacitado para atender”, comentó.
Manifestó que cuando debe salir, se tiene que acostumbrar a lo que le toque y arriesgarse. “Yo hace uno o dos años entendí que tenía que arriesgarme para hacer las cosas, no había de otra”, declaró.
Finalmente, contó que antes tenía miedo de las redes sociales, en especial de Twitter. “Es una jungla muchas veces, pero toca meterse, hay que hacerlo” expresó, y envió un mensaje a las autoridades: “falta más apoyo del Estado, que nuestros políticos no solo se acuerden de las personas con discapacidad cada cinco años y el acompañamiento de las empresas privadas, que estén todo el año, no solo para una iniciativa en específica. Deben estar presentes con proyectos, conciencia y responsabilidad social”, finalizó Ariel.