Para la familia más desfavorecida en el interior del país, que trata de sobrevivir con lo mínimo que tiene para el día, los subsidios constituyen una pequeña esperanza para seguir luchando contra el hambre voraz que aplasta sus días.
Igualmente, para los abuelitos que ya no pueden trabajar porque los años se hacen sentir en sus huesos, la pensión alimentaria simboliza su subsistencia diaria.
Estos son los subsidios no contributivos, ayudas sociales que realiza el Estado en favor de sectores desamparados. En nuestro país son dos los programas enfocados en la asistencia económica: la Pensión Alimentaria a Adultos Mayores y Tekoporã.
El Programa de Pensión Alimentaria a Adultos Mayores es administrado por el Ministerio de Hacienda y representa el 97% del total de los subsidios otorgados por el Gobierno, demandando una inversión mensual promedio de G. 120.486 millones.
De acuerdo a un informe del Banco Interamericano para el Desarrollo (BID), denominado “Mejor gasto para mejores vidas”, Paraguay se ubica en el segundo lugar entre los países que más gastan en subsidios no contributivos en Latinoamérica, encabezando la lista Argentina, pero, ¿qué significa esto para el país?
ALCANCE DE LOS SUBSIDIOS
El senador de la República, Stephan Rasmussen explicó que es innegable la importancia de las ayudas sociales económicas, pues brindan un respiro financiero a muchas familias cubiertas bajo el manto de la pobreza.
Sin embargo, estas prestaciones no se enfocan en brindar estrategias y herramientas que permitan a las personas salir de su situación para poder trabajar, comercializar y producir.
“Estos programas están enfocados en las transferencias. Es simplemente enviar G. 400 mil al mes que obviamente no alcanzará a las familias”, indicó el Senador. De este modo, los más desfavorecidos son puestos en una situación de “arréglense como puedan”, ya que no se soluciona el problema de fondo para cambiar la realidad paupérrima de muchos.
Rasmussen mencionó que lo ideal sería ver una intervención por parte del Ministerio de Agricultura, enfocado en familias rurales, para que las personas logren producir más. Igualmente, en el caso de las áreas urbanas, el Ministerio de Trabajo debería mediar a través del SNPP, otorgando capacitaciones laborales para quienes lo requieran.
“Otro punto es la situación educativa, ya que al contar con un estado académico deplorable no ofrecemos una formación de calidad a las personas que finalmente no acceden a verdaderas fuentes de trabajo por no contar con una buena preparación”, agregó el Senador.
EL DILEMA DE LOS SUBSIDIOS
El economista Amilcar Ferreira manifestó que las pensiones no contributivas son necesarias para reducir los índices de pobreza, pero también se ha visto cómo algunos países latinoamericanos han convertido esta ayuda en algo “universal”, alcanzando incluso a personas que no necesitan realmente.
“El caso más patente es el de Argentina, que tras brindar un acceso universal a sus subsidios, generó un problema para arreglar su déficit fiscal; es decir, gasta más de lo que posee en sus ingresos”, aclaró Ferreira. Por ello las pensiones deben estar centradas en personas que sufran por la pobreza extrema o se encuentren desamparadas.
En este sentido, el economista habla de otorgar dosis exactas de los subsidios, pues una vez que el Estado abusa de los programas sociales, ya no podrá sostener su estabilidad financiera. Si una persona que puede llegar de manera cómoda a fin de mes solicita una pensión que podría ayudar más a alguien envuelto en el desamparo, se nota un claro ejemplo de la extralimitación.
El enfoque siempre debe ser cambiar procesualmente la miserable realidad en que viven muchos paraguayos, no hacer más cómodo el día a día de unos pocos.