Los ciudadanos del Estado judío comienzan a desprenderse con cautela de los tapabocas. Su uso obligatorio se mantiene en espacios cerrados pese a la vacunación masiva.
Un año después de que se impusiera su uso obligatorio, los israelíes han comenzado a quitarse las mascarillas con cautela al aire libre. Con más de la mitad de la población completamente vacunada, el Gobierno les ha eximido de la obligación a partir de este domingo, aunque su utilización seguirá siendo exigida en espacios cerrados. “En esta tienda no entra nadie sin protección”, explicaba Lior, empleado en una óptica del centro de Jerusalén, cubierto con un tapabocas de tela negra a la entrada del local. “Los datos oficiales confirman que los contagios se han reducido mucho”, reconocía, “pero aún no sabemos si una nueva variante del coronavirus puede afectarnos”.
Israel vuelve a la vida de antes de la pandemia, al menos de puertas para fuera. La supresión de la obligatoriedad de las mascarillas coincide con el levantamiento de las últimas restricciones en el sistema educativo: el regreso a clase de todos los alumnos de primaria y la eliminación de los grupos burbuja y aulas desdobladas. El reto que afrontan ahora las autoridades sanitarias es garantizar que los ciudadanos sigan observando las normas de distancia física y protección en los espacios cerrados. “Todos tenemos que llevar una mascarilla en el bolsillo para usarla cuando sea necesario”, ha alertado el coordinador nacional contra la pandemia, el médico Nachman Ash.
Fuente: El País