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 @jpferbo

Al ver todas las manifestaciones sociales que se dan en América Latina, en las últi­mas semanas, uno se pregunta si el origen de los reiterados reclamos en la historia de nuestros pueblos es por la clase política que nos toca. Arnoldo Kraus que escribe sobre bioética, para su revista nexos, dejo un corto cuento en sus últimas publicacio­nes que me ayudo a entender porque nos pasa lo que nos pasa y no terminamos de romper el círculo.

El cuento dice: “Jaime, mi tío, solía darme consejos. Una noche, mientras platicába­mos sobre la situación política, me dijo:

—Los políticos no nacen, se hacen.

—¿Estás seguro?, le respondí.

—Sí, mira cómo empiezan, cómo se transforman, cómo acaban…

—¿Cómo?

—Mira el mundo, recorre las noticias. Es suficiente.

Cuando Jaime me hizo ese comentario tenía 35 años. Yo tenía 17 años. Él era traba­jador social y yo era un chico lleno de ilusiones. Él vivía inmerso en la cruda realidad del mundo. Yo amaba al Che Guevara y a todos los Ches, conocidos o desconocidos.

Desde entonces, han transcurrido muchos años. Él tiene 53 años y yo 35 años. Jaime se fue a la sierra de Oaxaca. Instruye, ayuda y lucha.

Yo terminé periodismo. Escribo, leo, analizo. Ahora tengo la edad que Jaime tenía cuando me advirtió, “los políticos son una especie nauseabunda, nunca confíes en ellos”.

Tardé 18 años en comprender lo que mi tío decía. Si mis pequeños hijos dilatan lo mismo y no consiguen levantar al pueblo, Sodoma y Gomorra, versión políticos latinoamericanos, será nuestra realidad.

Para pensar, ¿no?

 

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