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La confesión de parte

Que los empresarios del transporte sean considerados avivados no es novedad, pero esta vez fueron ellos quienes confirmaron esto. El anuncio de paro fue probablemente la medida menos estratégica anunciada por este sector en los últimos tiempos. En momentos en que el bolsillo del ciudadano pide auxilio, acogotado por deudas, gastos médicos, salario más bajo y una incertidumbre creciente, el pedido de empresarios es un golpe que la ciudadanía no está dispuesta a soportar. Cuando en 2010 pidieron un aumento de pasaje y en lugar de esto se empezó a pagar subsidio, exponían a su negocio como uno de los más perjudiciales dentro de la rueda económica. Tener una empresa de transporte era una inversión a pérdida, un dolor de cabeza interminable, un negocio con números negativos y una fuente de daño patrimonial constante. De ese año a esta fecha, las mismas empresas siguen cobrando el subsidio, ya presupuestado en más de Gs. 51.000 millones para el 2021. Esta vez, la herramienta del billetaje los dejó en evidencia; los números reales hablan de una cifra mucho menor en cantidad de pasajeros transportados. Ellos declaraban que llevaban a más gente. Los pasajeros no se merecen impunidad ante esta confesión. La diferencia por la inflación en los números deja al descubierto un esquema perverso de corrupción descontrolada que llevaba miles de millones de guaraníes a las arcas de los empresarios en base a una simple estimación a ojímetro, lejos de la precisión que requiere el manejo de números tan sensibles. La ciudadanía sigue pagando; todos seguimos pagando este enorme negociado de un servicio público gestionado de manera pésima y miserable por manos privadas. El chantaje y la amenaza emitidos sobre el paro deben motivar a poner mano dura y a empezar a solucionar esta problemática de larga data.

Juan Cáceres Troche
Juan Cáceres Troche
Desde la Platea

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