viernes, noviembre 15, 2024
25.8 C
Asunción

Legados

Viendo todos los días tanta mentira, tantos fraudes y robos descarados de parte de políticos internos y externos, tantos grupos sociales llamando bueno a lo malo y malo a lo bueno, que a veces uno puede llegar a pensar que esto no tiene solución y que el mundo va a su total perdición.

Pero nada más alejado de lo que deberíamos hacer como adultos responsables y empoderados. En vez de lamentarnos por la maldad imperante, debemos asumir nuestra parte y ser un ejemplo de integridad, madurez, equilibrio emocional, físico y mental. Un ejemplo de lo que queremos que sean nuestros hijos el día de mañana, haciendo de nuestras familias un lugar en donde imperen los buenos valores, elevando los estándares de autoestima, dominio propio y búsqueda del bien común. Decir NO a las mentiras, a los engaños, a esa voz que nos dice “nadie se va a dar cuenta”.

Inculcar a aquéllos que nos rodean que, si uno cambia, todo el mundo cambia. Dejar de callar las injusticias, defender con vehemencia nuestros derechos, así como asumir nuestros deberes con el mismo entusiasmo.

Recordar que, al momento de apuntar con un dedo a nuestro prójimo, son cuatro los que nos apuntan a nosotros. No olvidar que con la misma vara que juzgamos somos juzgados.

Ser a la vez mansos como la paloma, pero valientes como una leona cuando atacan a sus crías.

Cuando del futuro de nuestros hijos o de nuestros proyectos se tratase, deberíamos ser capaces de –como mínimo- dar todo lo mejor de nosotros para defenderlos, no dejarnos pisotear es parte de tener una estima saludable.

Y leer, investigar, informarse… No ser tan ilusos en creer todo lo que nos cuentan. Aprender de nuestros ancestros, de la sabiduría oculta que hay en nuestros antepasados. Volver a los remedios de las abuelitas y a las reprensiones de nuestros abuelos. Poner límites en nuestros hogares, practicar más el decir “NO” a nuestros hijos, aunque lloren y zapateen. Mejor que hoy lloren y zapateen antes que mañana anden por la vida creyendo que sus actos no tienen consecuencias y no sabiendo qué lastimando a otros, es a ellos mismos a quienes más daño se hacen.

Estamos viendo tiempos épicos y es hora de que honremos el lugar y la posición en los que estamos. Honremos la vida siendo ejemplos de virtud, capaces de dejar un legado digno, siendo inspiración para quienes nos rodean hoy y por qué no, para las futuras generaciones.

Leti Martínez Bogarín
Leti Martínez Bogarín
La magia de tu corazón | Mentora y escritora

Más del autor