“Capacidad para actuar como parte demandante o recurrente en un proceso judicial, con base en la titularidad de un derecho o interés legítimo que se ostenta frente a la parte demandada o recurrida, respectivamente”. Esta es la definición que el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico otorga a “legitimación activa”, término que escuchamos varias veces en el transcurso de la interpelación planteada por la Cámara de Diputados al jefe del gabinete civil de la Presidencia de la República.
La exposición del Juan Ernesto Villamayor ante los diputados tuvo toda la arquitectura dialéctica y abogadil a que nos tiene acostumbrados el interpelado. Pero a medida que el interrogatorio avanzaba, iba quedando manifiestamente claro un argumento central: Si se va a negociar algo con el Sr. Juan Guaidó, debe quedar claro que tanto él como sus actuarios deben gozar de legitimación activa para representar los intereses de PDVESA y, a la postre, tener imperio sobre el patrimonio del Estado venezolano. O de lo contrario, y esto lo sostenemos desde un comienzo, es como negociar con fantasmas.
Es meridianamente claro que Guaidó y su equipo están reducidos al papel de resistencia contra una tiranía sanguinaria que maneja a su antojo los bienes públicos y privados de Venezuela.
Aún saqueada, desinvertida y mal administrada, la petrolera sigue siendo uno de los activos más valiosos del Estado caribeño. Maduro, Cabello, Vladimir Padrino y toda la cofradía rapaz que se ceba sobre la nación de Andrés Bello y de Rómulo Gallegos no va a cometer la tontería de dejar un dólar partido por la mitad a disposición de su principal enemigo, por desvaído que luzca. Juan Guaidó puede ser reconocido de hecho por muchos gobiernos. Pero a la hora de repartir los porotos y cerrar tratos, esos mismos gobiernos tienen que aceptar los papeles firmados por Nicolás Maduro. No hay otro camino, incluídos todos los tribunales arbitrales en los que se litigue contra el estado venezolano.
El excanciller venezolano -que en 2012 buscó promover un golpe militar para evitar la caída de Fernando Lugo- sigue teniendo la llave de la caja fuerte. Si PETROPAR todavía debe algunos litros de gasoil, tendrá que sentarse a negociar con Tareck Zaidan El Aissami Maddah, ministro del Poder Popular del Petróleo.
Todo otro camino es pérdida de tiempo, como la interpelación de ayer.