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Es urgente proteger a la niñez

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La tecnología avanza a un rit­mo vertiginoso y, con ella, se in­crementa la necesidad de colaboración entre múlti­ples actores involucrados. Entes gubernamentales, corporativos y sociedad civil, deben impulsar su compromiso de proteger a los más pequeños ante los riesgos que plantea el uso de Internet y las re­des sociales.

En América Latina, la re­volución digital no es una excepción. Según GSMA Intelligence, la penetra­ción de suscriptores de In­ternet en toda la región de América Central está cre­ciendo rápidamente. Para 2020, se espera que alcance el 84 por ciento en Pana­má, el 83 por ciento en El Salvador, el 82 por ciento en Costa Rica y el 72 por ciento en Honduras. Con 33.2 millones de usuarios centroamericanos que oscilan entre los diez y diecinueve años de edad, un número significativo de jóvenes se conecta cada vez más rápido gracias a la creciente penetración de teléfonos inteligentes.

Este acceso digital ofrece innumerables beneficios a la sociedad, representando valores y oportunidades que no pueden ser subesti­mados. Una vida conecta­da puede ayudar a jóvenes a aprovechar nuevas vías educativas, explorar todo su potencial y romper los ciclos intergeneracionales de pobreza. La evolución tecnológica también pro­ducirá industrias y empleos imprevistos en el horizonte, que ofrecerán a los jóvenes la oportunidad de vivir una vida mejor y ayudarán a impulsar cambios positivos en sus sociedades.

De acuerdo a estadísticas publicadas recientemen­te por UNICEF, en Amé­rica Latina y el Caribe, unos 35 millones de ni­ños y niñas entre 3 y 18 años no van a la escuela. Para este grupo, el acceso a internet y sus oportuni­dades educativas tiene el potencial de cambiar sus vidas.

Sin embargo, este nuevo acceso también genera preocupación por la segu­ridad y el bienestar de los nuevos usuarios jóvenes. Los desafíos incluyen los riesgos y peligros intrín­secos que plantea una In­ternet donde aquellos que desean hacer daño pueden enmascarar sus identida­des y ubicaciones, con el potencial de aprovecharse de aquellos que aún no han madurado.

Nunca ha existido una mayor necesidad de que los gobiernos, las empresas y la sociedad civil se unan para proteger a la niñez de los riesgos que plantean Internet y las redes socia­les.

«Los niños y niñas son habitantes nativos del mundo en línea, y aun­que están mentalmente más preparados para el progreso y los desafíos de la tecnología, son psicoló­gicamente vulnerables a las agresiones que pueden derivarse de su mal uso», resaltó el Banco Mundial en un informe centrado en proteger a jóvenes del crimen cibernético.

Combatir este fenómeno y las amenazas que plan­tea no es tarea fácil. Sin embargo, organizaciones como Interpol, GSMA, el Centro Internacional para Niños Desaparecidos y Explotados junto con gobiernos nacionales y corporaciones como Milli­com, han trabajado y con­tinúan trabajando incan­sablemente para evitar que ocurra un daño, al mismo tiempo que lo identifican y detienen cuando sea y donde sea que lo hagan.

En este momento, es fundamental que estas colaboraciones continúen en todas las sociedades latinoamericanas por dos razones: primero, para proporcionar educación a los padres, maestros y cui­dadores sobre cómo crear un entorno que evite que ocurra el abuso en línea; y segundo, para garantizar que todos los países estén implementando las mejo­res prácticas legislativas, regulatorias y corporativas para apoyar a aquellos ni­ños y familias que enfren­tan la amenaza del abuso en línea.

Debería haber un aumen­to en el alcance y la imple­mentación de regulación inteligente, estándares in­ternacionales y herramien­tas de negocio para ayudar a garantizar la seguridad del entorno en línea para los niños y jóvenes. En los últimos años, Millicom y organizaciones como GSMA han organizado talleres en toda la región de América Latina para reunir a grupos guberna­mentales, sociales y corpo­rativos de alto nivel, con el objetivo de crear una agenda común que busque proteger los derechos de la niñez en Internet. Debido a la participación de exper­tos internacionales y regio­nales, estas plataformas permiten el intercambio de mejores prácticas y ca­pacitación. Tales esfuerzos deben continuar y, para complementarlos, Milli­com ha lanzado progra­mas y políticas educativas a largo plazo y de gran al­cance, destinadas a evitar el abuso en línea.

Al mismo tiempo, Milli­com continúa desarrollan­do y expandiendo la am­plitud de su herramienta de Evaluación del Impacto sobre los Derechos de la Niñez para Operadores Móviles (Mobile Opera­tor Child Rights Impact Assessment tool), desarro­llada en asociación con UNICEF y desplegada en nuestras operaciones de Tigo. Esta herramienta, disponible de forma gra­tuita para otras empresas de la industria móvil, nos ayuda a evaluar cómo nuestras operaciones, productos y servicios im­pactan los Derechos de la Niñez. Sobre la base de los resultados obtenidos por nuestras evaluaciones, he­mos implementado pla­nes de acción que mitigan los riesgos y aprovechan las oportunidades para garantizar que llevamos a cabo nuestros negocios con una clara considera­ción de los Derechos de niñas y niños.

 

 35 Millones de niños y niñas no van a la escuela en toda Latinoamérica.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
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22-11-24