La celebración religiosa más multitudinaria de nuestro país se realizó a puertas cerradas, los peregrinos no pudieron llegar en masa a la Villa Serrana para celebrar la misa en la Basílica de Caacupé como consecuencia de la pandemia del Covid-19, que desnudó nuestras debilidades estructurales. El monseñor Ricardo Valenzuela, como líder de la Iglesia Católica, denunció cómo la corrupción deja consecuencias nefastas, y que aún en medio de la necesidad y del dolor, los corruptos sin vergüenza alguna se animan a sacar beneficios económicos a través de turbias acciones.
“Observamos con tristeza tantas muertes, tanta precariedad de infraestructuras en la salud pública, a pesar de la cantidad de nuevas unidades sanitarias habilitadas por causa de la pandemia; tantos profesionales de la salud sin suficientes elementos de trabajo y bajo salario; tanta corrupción en medio del dolor; tanta impunidad en torno a la narcopolítica”, dijo Valenzuela.
Advirtió que la narcopolítica es la lastre que durante tanto tiempo viene sufriendo el Paraguay, y que incluso “aprovecha la concentración de la opinión pública en la agenda única de la pandemia para que políticos recluidos recuperen no solamente sus libertades, sino también sus bancas en el Congreso de la República y todo tipo de privilegios, despreciando el Estado de Derecho y desafiando las Palabras del Señor”.
Recordemos que en los últimos meses congresistas como los diputados Miguel Cuevas, acusado de corrupción, o Ulises Quintana, procesado en una causa ligada al narcotráfico, recuperaron la libertad y volvieron a ocupar su curul en la Cámara Baja.
En este punto el monseñor Valenzuela enfatizó en que “no debemos esperar que termine la pandemia para diseñar un país viable y justo para todos”. Pero para lograr este objetivo, es necesario que los mejores hombres del país, aquellos profesionales formados intelectualmente, “gestores honestos, íntegros, leales a la causa nacional”, estén involucrados en las tomas de decisiones.
“El gerenciamiento de la cosa pública no está reservado para una especie de nueva realeza plutocrática que se atrinchera en los cargos entendidos como poder de dominio discrecional”, recalcó el líder religioso.
Sin embargo, no olvidó advertir al pueblo, a la gente que los elige a cambios de favores o dinero, que el prebendarismo, el clientelismo y la compra de votos con sólo parches temporales que no terminan de poner fin a la agonía de los más necesitados. Actos visibles que se perdió la vergüenza como sociedad, que no es capaz de visibilizar el daño que provoca.
AIRES AUTORITARIOS
La Iglesia Católica insiste en que Paraguay necesita recuperar el “norte” para lograr abolir las luchas estériles que dan paso a la desigualdad en la sociedad, denunciando a los políticos que marcan una agenda política de marginación, porque el país necesita ganar la batalla contra los que “se creen dueño de todo y pretenden eternizarse en el poder acumulando ilegal e ilegítimamente casi todo”.
Es así que el obispo de Caacupé advirtió que en el país hay “signos de alarmantes rebrotes y repeticiones de regímenes ya superados, aunque con nuevos rostros y refinados sistemas de dominio y exclusión”, con lo que uno puede entender un mensaje dirigido al conciliábulo del poder del Partido Colorado.
CAMBIOS PROFUNDOS
“Es hora de hacer cambios profundos, pues, tal vez, mañana, las consecuencias de la inacción lleguen a ser peores que el ataque del virus, hoy. Lucidez e inteligencia deben ser las consignas; “estar preparados”, “ser previsores” como se nos inculca, cotidianamente, en este tiempo de Adviento”, remarcó el monseñor.
Dijo que el Paraguay necesita transformaciones en educación, salud, trabajo, y misiones que combatan férreamente la corrupción, el narcotráfico, lavado de dinero, abuso de menores, secuestros, violencia contra la mujer y todo tipo de males. Incluso, Valenzuela hizo hincapié en lograr consensos para hacer frente a la pobreza, la injusticia, y la depredación de nuestros bosques, que ponen en peligro el futuro.
Y como claramente señaló que no hay paz sin justicia, y no habrá justicia sin acciones claras en materia de seguridad.
“No habrá paz mientras no tengamos una justicia que garantice nuestros derechos, ni habrá seguridad mientras modestos trabajadores son despojados de sus humildes pertenencias en la vía pública, ante la mirada de las fuerzas del orden, como no hay paz hace tiempo en los hogares de Edelio Morínigo, Félix Urbieta y Oscar Denis”, remarcó el obispo, recordando a las víctimas de secuestro por parte del EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo) y el EML (Ejército del Mariscal López).
Llamó a los terroristas, que mantienen “secuestradas a estas personas u ocultan la verdad sobre ellas”, a dejar de lado las armas, la violencia, y que se sometan a la justicia.
DESPENALIZACIÓN
El obispo de Caacupé tampoco olvidó dar una pequeña opinión sobre un tema que surgió como consecuencia de las expresiones de algunos congresistas acerca del Plan Nacional de Niñez: el aborto.
“Vivimos en una época absorbida por el mundo, nos dejan ciegos y no percibimos lo que sucede a nuestro alrededor, cómo el intento de instalar el tema de la legalización del aborto, que constituye una amenaza a la racionalidad, pues agrede vida, familia”, recalcó el monseñor Valenzuela.
De esta manera, la Iglesia vuelve a sentar postura ante este polémico tema.
FRASES DESTACADAS
“Prebendarismo, clientelismo, compra y venta de votos son la “cara visible” de la corrupción; signos de que hemos perdido la vergüenza como sociedad (…). Estas prácticas se han tornado tan recurrentes que la gente ya no se percata de la diferencia entre el bien y el mal y del daño que se hace a la nación”
“El gerenciamiento de la cosa pública no está reservado para una especie de nueva realeza plutocrática que se atrinchera en los cargos entendidos como poder de dominio discrecional”
