La situación de calle y trabajo infantil tuvo un incremento considerable en los últimos meses, las cifras son alarmantes, pues si hasta mayo había 200 niños, niñas y adolescentes trabajando en la vía pública, hoy en día hay más de 1.000 en estas condiciones. Todo esto devino del impacto negativo que trajo consigo la crisis sanitaria por el Covid-19.
Jorge Amarilla, coordinador del Programa de Atención Integral a los Niños, Niñas y Adolescentes que Viven en la Calle (PAINAC), del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia, señaló que están intensificando todos los trabajos a nivel institucional sobre todo con el Instituto del Indígena, ya que la mayoría de los niños en esta situación son indígenas que llegan desde sus comunidades con sus familias.
“La demanda creció bastante y estamos esperando tener más presupuesto”, aseguró Amarilla. Dijo que este problema se da fundamentalmente en Asunción, Luque, Lambaré, San Lorenzo, Fernando de la Mora y Mariano Roque Alonso, sobre todo estas dos últimas ciudades donde hay muchas familias que salen a vender, piden dinero y vuelven a sus comunidades”, resaltó.
Agregó que hay pequeños de primera infancia también en estas condiciones, niños que piden dinero solos o que realizan venta ambulante de bingo o frutas. Acotó que las alarmantes cifras resultantes de un monitoreo fueron transmitidas a las autoridades.
“Hay comunidades que migran a la ciudad por el tema de los ingresos, ven un mayor movimiento económico en estas zonas y la gente sigue dándole monedas para poder paliar las necesidades. Estas familias viven en una situación precaria en la ciudad, alquilan lugares a G. 10 mil y G. 5.000 por día y salen de sus comunidades porque no cuentan con servicios básicos, no tienen agua potable o electricidad”, aseguró el coordinador.
Asimismo, contó que algunos de los servicios del Programa Abrazo todavía no abren y están trabajando en el protocolo sanitario con el Ministerio de Salud, pero 150 niños están protegidos en los albergues 24 horas.
“En los albergues tenemos una atención integral, se le pesa, se le mide, se elabora un menú nutricional, son atendidos por psicólogos y trabajadores sociales que hacen el seguimiento a la familia”, destacó Amarilla.
LA PANDEMIA
La llegada de la crisis sanitaria y el cierre de las escuelas también proporcionaron este aumento del trabajo infantil en la vía pública. Tras el cierre de los centros de los programas sociales, muchos adolescentes que estaban acudiendo, volvieron a salir a trabajar, además, con el cierre de las escuelas se propició que las familias no tengan con quien dejar a los pequeños y les llevan a trabajar con ellas.
“Tenemos varios casos de explotación extrema y trabajamos con el sistema judicial. Muchas veces se hace complicado acercarnos, pues, por ejemplo, algunas familias no residen en Fernando de la Mora, donde trabajan, sino que llegan de Yaguarón, Tobatí, Itá, pero estamos trabajando 24 horas fortaleciendo las coberturas”, aseguró.
Finalmente, hizo hincapié en que la ciudadanía debe estar atenta y ayudarles, que sigan denunciando a través del 147 que es una línea gratuita del Ministerio y les hagan saber dónde hay niños en estas condiciones de calle.
