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Datos y competencia

El confinamiento obligatorio y posteriormente el aislamiento preventivo, así como la reducción de contacto con el exterior por temor al contagio, ha obligado a las empresas y a los consumidores a dar un gran salto tecnológico. Si bien el aumento de las consultas, búsquedas y compras en línea ha sido vertiginoso, este último año ha sido exponencial.

En un estudio realizado el año pasado por las Naciones Unidas, se determinó que el flujo de datos a nivel mundial en 1992 fue de 100 gigabytes al día, mientras que para el 2022 se prevé que el mismo alcance a 150.700 gigabytes por segundo.

En Latinoamérica no estamos lo suficientemente conscientes de la capacidad que existe en la actualidad para recopilar, analizar y utilizar los datos e información que generamos todas las personas diariamente, ya sea por actividades personales, sociales e incluso empresariales.

La huella tecnológica que dejamos con cada búsqueda me gusta (like), o compra, a través de plataformas tecnológicas hace referencia a datos personales, datos privados o públicos, sensibles o no, que pudimos haber entregado voluntariamente o que pueden ser deducidos u observados.

Este asunto no solamente tiene relevancia con la protección de los datos personales sino también con la competencia económica, por lo que las autoridades de competencia del mundo entero han manifestado su preocupación, pues la recopilación de datos referentes a búsquedas, compras, ventas, reseñas e incluso feedback que dejan los consumidores en las plataformas que se utilizan para comprar productos, comida, etc., podría ser utilizada para toma de decisiones empresariales, obtener mejor posicionamiento en el mercado o incluso incrementar una ya existente posición dominante y dar lugar a conductas abusivas.

Diva Ávila
Diva Ávila
Consultora internacional Derecho Económico y Derechos Humanos

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