Los diferentes sectores laborales están volviendo al ritmo anterior a la cuarentena, los padres y las madres tenemos que volver físicamente a nuestros lugares de trabajo, incluso debemos tomar todos los trabajos posibles para tratar de paliar la pésima situación económica provocada por todos los meses sin ingresos, pero nos encontramos con un enorme inconveniente. Las escuelas y guarderías permanecen cerradas. ¿Qué hacemos con los niños y las niñas? Esa es la pregunta recurrente y sin respuesta hasta ahora.
El Gobierno decidió ignorar el enorme problema que están pasando las familias en este momento en nuestro país. Sigue reactivando sectores económicos, lo que de buenas a primeras es una excelente noticia y es celebrado por la mayoría, pero sin opciones de cuidado para los pequeños y las pequeñas es una terrible complicación, que deja en jaque a los padres y las madres. Existe una minoría que puede contratar a una cuidadora o que tiene parientes que le pueden ayudar con el cuidado de los hijos y las hijas, pero existe una inmensa mayoría que no tiene estas posibilidades.
Inclusive antes de la pandemia ya sentíamos el problema de la falta de guarderías en el trabajo –o públicas– para que los padres y las madres puedan ganarse el pan con la tranquilidad de que sus hijos e hijas están cuidados. Algunos terminaban pagando guarderías privadas. Hoy las guarderías privadas, de las empresas y las pocas públicas están cerradas.
Las escuelas también permanecen cerradas, quién acompañará las clases virtuales y el cuidado en casa de los chicos y las chicas, si los adultos deben volver a sus trabajos, y lo que es peor aún nada se dice de cómo serán las clases el próximo año, lo que imposibilita si quiera poder pensar en alternativas de organización para la familia.
La incertidumbre paraliza y evita tomar decisiones oportunas, y no se trata de cualquier tema, estamos hablando del cuidado y educación de los niños, las niñas y adolescentes.
Esta situación también está implicando un gran retroceso para las mujeres, quienes incluso deben renunciar a sus trabajos, o al perderlos ya no buscan otro, obligadas a quedarse en casa para las tareas de cuidado y educación.
Desde el Gobierno no pueden seguir tomando decisiones sin pensar en todas las consecuencias y dejar que cada uno se salve como pueda. Urge que el Ministerio de Educación y el Ministerio de Salud comiencen a trabajar en el protocolo y opciones para la educación 2021 y que el Ministerio del Trabajo piense en alternativas para trabajar, no perder los puestos laborales y no descuidar a los hijos e hijas.