“Las mujeres rurales somos un sector muy olvidado en el país. En los papeles existimos, pero en la realidad difícilmente”, expresó Alicia Amarilla, dirigente campesina y coordinadora nacional de Conamuri, una organización que nació hace más de 20 años como respuesta a la necesidad de un espacio para la defensa de los derechos.
La organización se encuentra en la búsqueda de alternativas frente a la angustiante situación de pobreza, discriminación y exclusión por razones de clase, etnia o género, y pretende lograr la igualdad entre hombres y mujeres.
El próximo 15 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Mujer Rural y deviene la oportunidad para reflexionar acerca de las problemáticas que les afectan.
Amarilla agregó que hay una falta de políticas públicas que las puedan desarrollar como mujeres campesinas, sumado a una importante migración de las féminas hacia el exterior. También se les dificulta el acceso a créditos, pues no todas tienen tierras.
Otra problemática, según la dirigente, es el Renabe, el registro de beneficiarios que exige el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) para el acceso a cualquier proyecto. Muy pocas mujeres son registradas porque el técnico del MAG normalmente beneficia al hombre y no a la mujer.
“No somos reconocidas como agriculturas, somos amas de casas (como si fuera que el trabajo de casa no es trabajo), entonces no tenemos derecho a créditos, ni a nada. Hay una restricción, un desconocimiento del trabajo de las mujeres en la agricultura, y sin embargo somos las que resguardamos y rescatamos semillas, trabajamos en la medicina natural, en la soberanía alimentaria, buscamos alimentos sanos para la familia. Hay muchas cosas que hacemos y no somos reconocidas, existe una deuda histórica en el país”, precisó.
Asimismo, recordó que desde la época de la guerra y hasta hoy día, las mujeres rurales del Paraguay cumplen un papel fundamental en una situación de crisis. “En esta época de pandemia fuimos las que promovimos las ollas populares en todos los rincones del país para que la gente no pase hambre, somos las que salvamos la situación, pero en el momento de las decisiones políticas, y donde deberíamos aparecer, no aparecemos”.
Apuntó a que desde el Estado tiene que haber un reconocimiento, guarderías en las comunidades, pues la responsabilidad es igual entre hombres y mujeres en cuanto a cuidados.
“Somos laboriosas, trabajamos en la huerta, y dentro de la institución estatal debe haber una concienciación, darnos el papel que merecemos, promover emprendimientos para la elaboración de dulces, por ejemplo, y así sacar adelante al país. Es necesario ofrecer mano de obra para lograr la independencia económica, pues muchas de las situaciones de violencia hacia las mujeres se dan por la total dependencia económica hacia el hombre”, expuso la líder campesina.
Mencionó que generalmente los hombres no quieren trabajar como lo hacen las mujeres, siembran para comercializar mientras que las mujeres para el autoconsumo, y es importante que el trabajo sea valorado en el mercado. “No es una lucha contra el hombre, sino que buscamos que existan igualdad de oportunidades”.
ALZAR LAS VOCES
“Para nosotros el mejor logro es hacernos escuchar, nos hacemos notar, demostramos que insistimos con muchas propuestas de políticas públicas y proyectos de ley que presentamos. Por otro lado, la lucha por la seguridad y soberanía alimentaria, lo cual es demasiado importante porque vemos que en el país cada vez perdemos más esa soberanía con nuestras semillas y producciones, por eso planteamos cómo podemos vender nuestros productos, aunque sea en pequeñas ferias”, aseguró Amarilla.
Dijo que se esfuerzan para ingresar en el tema de la comercialización, aunque sea difícil, siguen perseverando, pero el mayor logro es que continúan produciendo, lo cual les hace sobrevivir en el campo.
Finalmente, Amarilla envió un mensaje a las mujeres rurales en su día: “las mujeres del campo que trabajan en la agricultura, mujeres sacrificadas, muchas madres solteras, que nos ayudemos entre sí, y salgamos adelante”.
CONAMURI
En el Día Mundial de la Mujer Rural, en 1999, se reunieron en Asunción más de 300 mujeres trabajadoras campesinas e indígenas, de aproximadamente 100 comités de diversas organizaciones y comunidades de casi todos los departamentos del país.
De esa primera articulación de mujeres campesinas e indígenas nació la Conamuri, con el mandato de iniciar la construcción de una organización nacional de mujeres que articulen las reivindicaciones y propuestas de las mujeres de estos dos sectores.
La organización trabaja con mujeres del campo, organizadas en comités de producción y pequeñas asociaciones, actualmente en 12 departamentos del país: Itapúa, Central, Concepción, Misiones, Alto Paraná, Guairá, Caazapá, Caaguazú, Canindeyú, San Pedro, Boquerón, Presidente Hayes.
Buscan una transformación social del país con la participación activa de estas en alianza con otras organizaciones campesinas, indígenas, de trabajadores y trabajadoras y del sector popular en general, y son una organización de clase y género, herramienta de lucha para defender los intereses de la clase trabajadora explotada, en solidaridad con la lucha por la igualdad de todas las mujeres del mundo.