Agotados por la falta de voluntad de la administración del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) para mejorar los niveles de ejecución de proyectos claves como los de primera infancia, formación docente y aplicación de tecnología en las aulas, un problema que viene desde hace 7 u 8 años atrás, Margarita Robinson de Kelly (titular) y Luis Bareiro (suplente) renunciaron a ser miembros del Fondo de Excelencia para la Educación y la Investigación (FEEI).
La situación “empeoró con la nueva administración de la cartera de Educación, un equipo en cuya acción sólo vemos la prosecución lenta y cansina de proyectos elaborados por gestiones anteriores. Cada vez que debatimos esta coyuntura, la charla se pierde en interminables monólogos del principal responsable de la institución, sin ninguna señal clara de cuál es la política pública de la educación, si es que hay alguna”, mencionaron ambos en una misiva enviada al presidente Mario Abdo.
En entrevista con Bareiro, señaló que hay una actitud soberbia de parte del ministro de Educación, Eduardo Petta y seguir formando parte de algo cuando uno no ve que existan intenciones de generar un cambio, ya pasa a ser casi complicidad.
Con la renuncia buscan mandar una señal, ya que ven inadmisible que tengan dinero ocioso acumulándose desde hace años para proyectos vitales, ya sea por negligencia o por cuestiones personales.
“La burocracia pública es un laberinto interminable y finaliza agotándonos, sabiendo las necesidades de que haya un cambio, por ejemplo, en los próximos 4 o 5 años se jubila el 40% de los docentes y los proyectos de formación tienen una ejecución miserable, no hay creatividad, tienen recursos, hay talento humano, pero hay una actitud soberbia por parte del ministro Petta de dejar fuera a todo el que no piense como él, y si fuera una eminencia en materia de educación, pero no lo es”, precisó el comunicador.
Agregó que para formación de docentes hay entre US$54 y US$55 millones asignados y US$100 millones para aplicación de tecnologías en las aulas desde hace 5 o 6 años.
“No sé qué es lo que están esperando, no sé cuál es el problema de que no puedan ejecutar, si la ineficiencia, la torpeza, la burocracia o la falta de voluntad política, no sé, pero es desesperante porque hay otros sectores interesados en echarle mano a estos recursos y el objetivo de crear el fondo fue que el dinero no se utilizara en ninguna otra cosa que no fuera educación, sino se hubiese distribuido el dinero entre gobernaciones, municipios y gastos burocráticos del Estado”, destacó.
“El Ministro y su equipo tienen que convocar a la gente que sabe de educación, hay educadores de lujo en este país, llamar a todos los sectores, este es el momento de hacer una reforma de fondo, todavía tenemos varios meses hasta diciembre en el que no vamos a tener actividad escolar. Caramba! Es la oportunidad para debatir, para discutir, pero no, tenemos un Ministro más interesado en cuestiones secundarias”, finalizó Bareiro.
LA CARTA A MARITO
En la misiva, ambos ex miembros dijeron que la pandemia, lejos de convertirse en una oportunidad para profundizar el debate con todos los sectores involucrados sobre el modelo vigente, y los cambios que se necesitan introducir, reveló de manera descarnada a una cartera de educación cerrada a cualquier propuesta pensada fuera de la burocracia de la cartera estatal y que a estas alturas se muestra incapaz de ofrecer alternativas a la suspensión de las clases presenciales.
“Llegó el momento en el que seguir acompañando este estado de cosas, que a todas luces conduce a nada, o a más de lo mismo, que es casi peor, ya impide toda la colaboración y se convierte en una complicidad. En estas condiciones y los oídos sordos del MEC, no se disponen de las mínimas condiciones para un trabajo coordinado y cooperativo. Reinan las actitudes personalistas y ese es el límite de toda cooperación”.
Continúan diciendo que si el propio Gobierno no pega un golpe de timón, si no convoca de manera urgente al mejor capital humano que tiene el país en materia de educadores, pedagogos, técnicos y científicos, lo que nació como un ambicioso y esperanzador proyecto para transformar la educación se convertirá en el mayor fracaso de la era democrática. “Y no queremos formar parte de semejante sinrazón y falta de ética pública”, apuntaron.
