El martes se cumplen 23 años de una emisora que empezaba con intenciones nobles cómo la de armar un canal por y para los oyentes. Lo que empezó cómo Arasá Poty en Itauguá, más tarde se hacía Radio Libre 1200 en amplitud modulada.
Tenía 11 años y nada de la experiencia que en el tiempo aprendí casi todo de hacer radio, no se puede esperar mucho de un niño de 11 años.
La curiosidad me volvió operador técnico al inicio para luego ser limpiador y encargado de ordenar los discos que hoy día con lo digital hace ya parte de un ayer grande. Sin embargo siguen cómo sistemas para preservar en el tiempo recuerdos sonoros, que hasta hoy existen en casetes y pueden ser todavía reproducidos los que han pasado por la humedad paraguaya que no tiene piedad con el papel la cinta plástico ni madera si no son resguardados con el cuidado que se merecen y si los queremos usar otra vez en el futuro que hoy día llega tan rápido hoy con 34 años me doy cuenta de eso.
A los 11 años no imaginaba llegar a esta edad y menos con bastón y férulas para moverme. La vida tiene tantas formas de enseñarnos y probar nuestra fortaleza. Ahora estoy en una fecha más del aniversario de mi radio, que no solo es mía sino la de todos los oyentes, que con sus ideas y palabras han ayudado también que esta radio sea un medio distinto y atípico en la radiofonía paraguaya.