domingo, noviembre 24, 2024
27.5 C
Asunción

Distractores

Septiembre, el mes del cambio de estación, donde las flores de los lapachos anuncian que el invierno esta terminando y cuál distractores nos hacen pensar en cosas positivas en medio de tantas dificultades, que en este 2020 se han potenciado a niveles nunca antes experimentados.

Desde el año 2015 contamos con una ley de acceso a la información pública la cual ha puesto en vidriera la mala administración de los recursos del estado. Lo llamativo es que después de que la prensa y la sociedad civil organizada hayan destapado tantos casos de corrupción sin precedentes esta clase que administra el poder no entendió que debían modificar su conducta y continuaron siendo igual o peor de corruptos.

Ollas populares, presupuesto general del estado 2021, desempleo, ministros corruptos, visitas de ex presidentes, licitaciones amañadas, bodas prohibidas pero con privilegios según estatus político, operación cicatriz, dólar a 7000gs, escraches ideológicos y quema de banderas. Solo faltaba la guinda de la torta y cual plato amargo ya saboreado de la nada aparecen la FTC y el EPP para así demostrar lo mal que está la situación.

Es increíble como en el día a día se nos aparecen tantos distractores sin darnos cuenta que amplificados por la prensa van tapando las cosas que realmente son importantes. Es también necesario hacer un mea culpa desde nuestro lugar de comunicadores dejándonos llevar por el sensacionalismo de las noticias del momento y entender que nuestro deber es el de educar, informar y en último caso entretener. Urge respetar el orden de lo último expresado antes que un “Mesías” venga a corregirnos.

Si esto falla no será culpa solo del gobierno, un estado fallido se caracteriza por un fracaso social, político y económico, tiene un gobierno que es débil e ineficaz con poco control sobre sus regiones y no provee servicios básicos, presenta altos niveles de corrupción y de criminalidad, refugiados y desplazados así como una marcada degradación económica, nosotros elegimos a las autoridades, todos somos culpables… entonces ¿es el Paraguay un estado fallido?

Yo empiezo a creer que si.

Columnistas
Columnistas
Expertos en Historias urbanas.

Más del autor