Juan Pablo Fernández Bogado
Escuchamos mucho la palabra transformación, incluso antes de la pandemia, en lo educativo, tributario y hasta en lo digital, siendo la gran solución en medio de un país sin oportunidades para todos y menos sin un sistema que ayude a combatir estas inequidades de fondo. La verdad en el fondo lo que se ve son pequeños parches que justifican presupuestos y hacen ricos a los administradores de turno. Es imperioso dejar de mentir en nombre de la nación y hacer que la transformación venga a solucionar problemas que ayuden a tener una mejor y más digna calidad de vida.
Forzados por esta coyuntura mundial tuvimos que subirnos a la canoa y empezar a remar en medio de las altas mareas para poder sortear el trabajo con la vida misma y hacer que los dos sean cuidados cual oro, trabajando desde nuestras casas, con una conectividad que parecía el remar con un solo remo, mientras se decía que la agenda digital estaba en marcha con casi 150 millones de dólares y nadie conocía muchos detalles de que se iba a transformar y que iba a mejorar al final. Como siempre las cosas se hacen entre cuatro paredes y sin miradas que molesten. No vengan después a vendernos gato por liebre con presentaciones para justificar una pseudo participación ciudadana que todos sabemos es para limpiar sus conciencias y hacer que la gente crea que lo hacen de manera participativa. Ya conocemos el modus operandi.
Transformación educativa, Agenda digital, sistema integrado de documentación del estado, son algunos temas que escuchamos todos los días, pero a la hora de la verdad todavía el papel y lápiz siguen siendo el mecanismo para acceder a información. Lo que me lleva a pensar, cómo se estará gastando éste dinero, cuánto control tanto interno y de la sociedad civil, la academia, la prensa y por sobre todo la justicia estarán controlando para que una vez más no sea el gran escándalo de que se tiene recursos para hacer un salto cualitativo y cuantitativo en dejar de ser una republiqueta y aprovechemos para ser un país modelo en materia tecnológica, pero con educación, entrenamiento y recursos reales que nos enorgullezca el poder desde nuestras casa contar con una documentación oficial, como por ejemplo una partida de nacimiento o un certificado de estudio.
La transformación requiere de confianza y esta se gana con la transparencia y las rendiciones de cuentas permanentes. Háganlo antes de que sea demasiado tarde y no malgasten recursos en una oportunidad única que nos ayudará a estar mejor que el resto del mundo cuando esta catástrofe llamada COVID termine por irse.