Cuando Don Pedro Morínigo Adorno, conocido como Don Pemo, era joven, pasaba mucho tiempo con sus cuñados que tenían parrilladas muy concurridas en los años 60.
Los pickles se servían con las parrillas y era lo que caracterizaba a uno de los locales de su cuñado, pues los clientes gustaban consumirlos con las carnes asadas, incluso había algunos que periódicamente los compraban para consumirlos en sus casas.
“Desde esa época los hice siempre y cada vez introduciendo ingredientes que contribuyeron a dar ese sabor peculiar a mis picles. Me jubilé a los 75 años, pero la disponibilidad de tiempo y la energía que tengo aún me hicieron tomar la decisión de volver a trabajar. Luego de que hizo su aparición una enfermedad que me volvió incluso un poco abatido y me retrajo de toda actividad física, ya no hacía mis caminatas y no quería salir de la casa, en medio de todo lo que nunca dejé de hacer estaban mis picles y los tenía para regalar a mis amigos, familiares, y para el consumo en mi hogar”, comentó Don Pemo.
Agregó que una de sus nietas le hizo valorar esa actividad y le dijo que era una buena idea ofrecer a terceros para la venta, ella los personalizó y empezó a ofrecer en las redes sociales. Inmediatamente empezaron los pedidos y con ellos volvió a tener una ocupación que según afirma “le mantiene activo, me hace sentir útil y gratificado. Así nació Picles Don Pemo”.
Destacó que lo que caracteriza el sabor son ingredientes como ají rojo (que ahora los compra porque los que planta en su jardín ya no abastece por el volumen de pedidos), ajo, kuratu o cilantro, rúcula, albahaca, laurel, clavo de olor, canela, aceite y vinagre que unidos en unos recipientes de uso cotidiano reutilizados (frascos de café, botellas de cerveza o vino), con la mezcla justa y la cantidad de clavo de olor y canela lo hacen tan aromático y da un toque delicioso a todo tipo de comidas, ya sea sopa, guisos, empanadas bifes, etc.
Señaló que la venta en sí se restringió bastante con la pandemia, porque a la gente le gusta reunirse y consumir con los asados, y al entrar en cuarentena todo se paralizó, pero desde hace dos semanas volvieron los pedidos.
Finalmente envió un mensaje a todos sus clientes: “agradezco la preferencia hacia mi humilde, pero bien saborizado producto y les quiero decir que mediante ellos he vuelto a mirar la vida renovado y con más ganas que nunca, y prometo que pondré mi mejor empeño para satisfacer a los paladares más exigentes, y a los que quieran emprender un negocio que no se desanimen y luchen por lo que quieren. La aceptación que han tenido los picles me hace sentir a los 80 años revalorizado, vital y con una energía nueva, es mucho más de lo que esperaba. Me siento igual de feliz cuando vendo uno, como cuando vendo muchos, pues suelen pedirme para souvenir de cumpleaños, incluso para bodas”, concluyó Don Pemo.
